Volver, Volver, Volver

Se lamentarán en la temporada que se aproxima los retiros de jugadores que dieron brillo, no sólo a la MLS, sino también a la misma selección nacional de Estados Unidos. Me refiero a Joe-Max Moore y a Brian Maissoneuve.


Ambos pudieron extender un poco más su carrera, pero las lesiones les obligan a abandonar las canchas.
Se les va a extrañar, pues se trata de dos finos jugadores.
Pero, a cambio, el fútbol estadounidense y la MLS tienen a otros distinguidos personajes y a magníficos futbolistas de regreso.
Primero, está el caso de Fernando Clavijo, mundialista con la selección estadounidense en 1994, quien ha tenido algunas experiencias en la dirección técnica. Fue asistente en el MetroStars y luego tuvo la responsabilidad principal del Revolution de Nueva Inglaterra.
Su gestión quedó truncada, como siempre sucede, por el cruel filo de los resultados.
Luego tuvo a su cargo la conducción de la selección nacional de Haití durante el actual proceso eliminatorio rumbo al Mundial de Alemania 2006.
Los haitianos se quedaron en el camino, sin poder avanzar al hexagonal final, pero Clavijo agregó un caudal de experiencia que ahora tratará de poner al servicio de su nuevo equipo, Rapids de Colorado.
Fernando está bien acompañado en Denver por un viejo conocido, Marcelo Balboa, quien se reintegró al club en funciones administrativas.
Ojalá que el Rapids tenga una buena temporada y que la presencia de dos ilustres personajes del balompié nacional le den un nuevo rumbo al equipo de las cordilleras.
Otro retorno, por demás interesante, por decir lo menos, se da con la llegada de uno de los más prolíficos goleadores en la historia de la MLS, para integrarse al cuerpo técnico de la Selección Sub-17 de Estados Unidos, concretamente a la Academia que la US Soccer tiene en Bradenton, Florida. Se trata del internacional salvadoreño Raúl Ignacio Díaz Arce, quien defendiera los colores del D.C. United, Tampa y Revolution, entre otros, durante su trayectoria como jugador activo, antes de volver para retirarse del fútbol en su natal El Salvador.
Sin duda, una magnífica adquisición por parte de la federación nacional, ya que Raúl podrá transmitir a los jóvenes académicos todas sus experiencias como goleador.
De esta forma, la MLS empieza a producir mentores que ayuden a elevar el nivel del fútbol en el país, aunque llama poderosamente la atención el hecho de que los buenos oficios de Díaz Arce no fuesen aprovechados en su país natal, donde urgen líderes, maestros, y técnicos que produzcan nuevas generaciones de futbolistas.
Luego vienen dos retornos por demás interesantes y que tocan un poco más de cerca la cancha, el balón y la tribuna: Clint Mathis y Ronald Cerritos.
En el caso de Mathis, su aventura por la Bundesliga fue más breve de lo esperado, pero acorde con la inconsistencia emocional del ex-jugador del Galaxy y del MetroStars.
El todavía miembro de la selección nacional, que en algún momento de su carrera y de su vida, pintaba para convertirse en el mejor futbolista del país, cuenta con el talento para ser el conductor del equipo que lo tenga a su servicio.
Mathis llega como una de las figuras, junto a Eddie Pope, Andy Williams, Jason Kreis, Pablo Brenes y algunos otros buenos futbolistas, que pretenden hacer del equipo de expansión, el Real Salt Lake, un verdadero contendiente y no sólo un número más dentro de la membresía, o una simple curiosidad en el próximo torneo.
Si el técnico John Ellinger logra hacer que el buen Clint pise la tierra y no viva entre las nubes, para sacarle todo el talento que lleva dentro, veremos a un Real Salt Lake con un jugador estrella en sus filas.
Lo de Cerritos tiene tintes de revancha. Porque siendo uno de los elementos históricos de la franquicia de San José, fue negociado a Dallas, donde nunca logró producir lo que él había dado para el Clash y luego para el Terremotos.
Y como no le fue bien a Ronald en el ahora llamado FC Dallas, fue transferido a D.C. United, donde se esperaba que con el afecto de la afición salvadoreña, Cerritos volvería a brillar como en sus mejores días. Sin embargo, la Adumanía terminó por opacar cualquier posibilidad para que el delantero salvadoreño recuperara su nivel.
Hay quien dice que segundas partes nunca fueron buenas. Veremos si ésta segunda oportunidad que San José y Ronald Cerritos tienen frente a sí, de volver a vivir un idilio futbolístico de grandes recuerdos, puede volver a encender la llama del amor y de los goles.