Aroma de futbol

Como en el Tango, "el mundo gira y gira". Estamos a sólo ocho meses de la Copa Confederaciones, que es el auténtico comienzo del Mundial de Futbol. Recordemos que la FIFA, aparte de haber creado una lindísima competencia desde lo deportivo, convirtió este evento en el clásico laboratorio experimental del Mundial de Futbol. Siempre será la sede del Mundial, la sede de la Copa Confederaciones, siempre será cuatrienal y en ella se reunirán casi siempre desde lo competitivo varias de las selecciones que estarán en el Campeonato del Mundo. Y si no están, eso a la FIFA no le importa, lo que sí importa, y mucho, es que en ese torneo específicamente se mide de verdad la capacidad de actuación del país anfitrión y la fuerza de trabajo del Comité Organizador.


Son dos aristas diferentes. Por ahora la organizativa, más allá del folclórico y reciente viaje de Blatter a Sudáfrica con baile incluido, es al ojo del cronista toda una incertidumbre. Las obras se ven muy crudas y los escenarios aún no están ni en obra negra, como se le llama en términos de arquitectura a una construcción primariamente terminada aunque no concluida y mucho menos pulida. ¿Cuánta fuerza laboral se necesitará para poder cumplir? Es una gran pregunta, y hoy en día muy simpática si tenemos en cuenta que el presidente de la FIFA ofreció a cada trabajador (por ahora dicen que son 20.000) dos boletos para que asistan al Mundial. A ese ritmo, los trabajadores de Sudáfrica que están intentando terminar las obras van a llevarse buena parte de la boletería del evento. Y está bien, aunque no sé si piensen lo mismo las poderosas agencias que se encargan de esa tarea para el Mundial.


Las obras parece no progresan y, repito, estamos a sólo ocho meses de la gran prueba. Claro que Venezuela ya dio una señal similar en la pasada Copa América, y a la hora de la verdad cumplió, y muy bien, aunque con un cuaderno de exigencias muy diferente, y los últimos clavos de las obras se colocaron cuando el público hacía fila para el primer partido de cada sede en las afueras del escenario. Esperemos que en Sudáfrica ese no sea el límite, y que si es necesario que el ejecutivo del futbol recurra en su momento al tan desagradable políticamente "plan B", lo haga sin que le tiemble la voz.


En lo deportivo, la Copa Confederaciones tiene su gran atractivo en tres de los continentes futbolísticos. América tendrá dos equipos: Brasil como ganador de la Copa América y Estados Unidos como vencedor en la Copa Oro. Europa contará con España como orgulloso y reciente ganador de la Euro e Italia como Campeón del Mundo vigente. África contara con Sudáfrica como organizador y Egipto como triunfador de la Copa Africana. Asia será representada por Irak, que aún no entiendo cómo se las ingenió para sacar del paseo a Corea del Sur, Japón y Australia y la muy humilde futbolísticamente Confederación de Oceanía tendrá a Nueva Zelanda por tercera vez en este certamen. Tres con favoritismo marcado desde ahora como Brasil, España e Italia, dos peligrosos emergentes como Estados Unidos y Egipto, un organizador que nunca se descarta y dos que completan el calendario, pero que no se pueden mirar por debajo del hombro por aquello de que ya no hay equipos chicos o se están acabando los equipos grandes. Mírenlo por el lado que quieran.


El Mundial está encima. Ya Alemania se quedó en el retrovisor de este enorme carro llamado futbol. En el horizonte la incertidumbre organizativa de Sudáfrica y la certeza futbolística de un planeta que sólo se paraliza cada cuatro años con la gran cita. 2010 a la vista.


Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Todas sus columnas pueden ser leídas en su página www.mayorgadefrente.comEste artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.