Hay partidos de partidos

Real Madrid

Quizá si a esta altura reinventáramos algunas definiciones semánticas sin duda encontraríamos, en ese bello diccionario abierto y moderno que nos permite el fútbol, que partido sería algo así como una noticia que reúne todos los elementos que la orgía mediática necesita y requiere. Y es verdad porque un poco más allá de nuestros sentimientos y nacionalidades hay juegos como el Real Madrid - Barcelona del pasado domingo que superan esos estadios emocionales para llenar nuestros deseos con gusto. Y no es solo el gusto por el fútbol, sino a la noticia, al morbo que ella lleva cuando los números colocaban el partido en una escala de valores que supera incluso la manera de jugarse.


Era una orgía de información previa con la que atacábamos -y con la que nos atacaron- y cada periodista y aficionado en el mundo se desprendió un poco de su propia parroquia para querer hacer parte de este gigante teatro de sueños en los que se ha convertido la Liga Española por culpa de la mediática y gracias al fútbol. Escenario perfecto para soñar, el Bernabéu era nuestro propio coliseo por dos horas y solo la realidad del silbatazo inicial nos sacó de las quimeras para aterrizarnos en la realidad.
El partido resistirá mil análisis, pero lo cierto es que ganó el Madrid así le duela a Cruyff, quien desde su sabia pluma dará explicaciones para justificar el sistema de sus adorados culés. Ganó el Madrid porque apostó a lo único que posee hoy: arquero y contragolpe, mientras que el Barça, más colectivo, y quizá un modelo de equipo europeo, se desprendió ese día de lo más importante de su escuadra a lo largo de la temporada: sacrificio y humildad. Se quedó como virtud con el orden, pero no le alcanzó para pelearle la actitud a un Madrid, que ese día recuperó las ganas y exhibió pasajes de una lucha que ya no se le ve a un equipo mareado por las esencias de la fama y la farándula.
Por eso en la noche española del domingo, el Madrid sumó más. Porque parecía que se hubiera olvidado, como debe ser y por dos horas, de las fotos maquilladas de
Hola
para pensar en el partido, y recurrir de esa manera a la euforia que levanta por lógica el sentido del deber, aunque su efecto sea corto, aunque por ello su resultado termina siendo fascinante. Fue un Madrid de ráfagas provechosas que llegó a los goles en el momento justo y que supo aguantar el durísimo momento del 2 a 1 de la primera parte.
Goles 'galácticos' como para buscar un flirteo con la grada, especialmente los de Zidane, Ronaldo y Raúl, quienes hoy por hoy están amenazados en las encuestas, que también hacen parte de la guerra mediática y que complementan este maquillaje de batalla periodística desde cada medio de información.
Que le faltó Deco a los tiempos del Barcelona es verdad, que Etoo se fue golpeado también es cierto, pero nadie le puede quitar al Madrid los cuatro goles legítimos ante su más acérrimo rival. Ganaron los de casa que alimentan hoy el sueño de una vez más gritar en la Cibeles, pero de por medio hay aún seis puntos y el próximo fin de semana vuelve a haber fútbol. Teatro o sueño, el clásico español, al menos por dos horas, nos regaló un lindo escenario.
Ricardo Mayorga, colaboró con Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles.