Con un traje de su talla

Ahora sí. Va siendo tiempo de colocar las cosas en orden y ubicarnos por encima de pasiones y diferencias. Lo uno lleva a lo otro, pero en este puntual tema valdría la pena diferenciar al hombre del profesional.


Es cierto que Hugo Sánchez ha cerrado la boca últimamente y se ha evitado problemas y desencuentros mayores especialmente en el tema de selección nacional, pero ese mutismo obligado no le perdona su megalomanía ni mucho menos todos sus pecados en pretérito, pero insisto que hoy no es día para reproches personales o familiares sino es justo el momento de revisar en positivo al profesional del fútbol que desde su sitio de entrenador ha manejado con acierto una plantilla modesta y de bajo perfil que en 12 meses parece querer y poder ganarse todo.


No podemos obviar a los jugadores y reconocer que en la cancha el fútbol pasa por ellos, pero también es muy cierto que a Hugo, ahora sí, el traje que lleva parece de su talla y su posición la hace sentir con autoridad y resultados, sin dejar de lado ese pecado venial del mercadeo que le permite un particular show en la zona técnica en cada minuto de cada partido.


En el terreno el Pumas que dirige Hugo sintió el rigor al comienzo del torneo y las primeras cinco fechas padeció un Vía crucis del que parecía no podría enderezarse, pero las rotaciones llegaron al equipo y con ellas los resultados. A este Pumas le gusta tocar y atacar sin huir del sudor y del músculo cuando lo considera necesario. Merito en el estilo y ratificación de una identidad que hacía mucho rato no exhibía el equipo del Pedregal hoy ascendido a los altares por una feligresía que entiende perfectamente la cuota de trabajo y la dosis de esfuerzo que en cada juego deja su plantilla.


Hugo no puede olvidar su paso por Europa y de él saca todo el provecho posible en la forma de plantear el equipo. Es tradicionalmente Europeo en la zona de cuatro que maneja en el fondo entregándole algunas cautas libertades a sus laterales para que cuando entiendan se pongan en estado de gracia para ir al ataque. Los relevos son ordenados especialmente cuando reciben al rival y quiere multiplicar su anticipo con hombres como Galindo o el brasileño Leandro. Es cierto que en torneo desapareció por lesiones un extremo como Ailton, pero Hugo sacó de su chistera la imagen de Lozano, cambio al Parejita para darle vida por el centro a Iñiguez y movió a Fonseca como un comodín que pude ser volante por la derecha quitando, llegando y acompañando el ataque en donde por muchos pasajes se encuentra con Botero.


Virtud aparte en Hugo debe ser su discurso particular con algunos jugadores. Levanto como nunca antes el meta Bernal y los suplentes parecen felices desde una posición triste e incómoda. El caso más evidentes el de Diego Alonso, un uruguayo con blasones que siempre sale en el banco, pero que cada que va al terreno responde con altura y con goles por supuesto.


Bien por Hugo, el técnico, que en los universitarios está a punto de generar la devoción que como estrategas en su momento brindaron Bora o Mejía Barón y hoy sin pelarse tanto con Lavolpe, parece más concentrado en su trabajo y tiene con sus Pumas el título a la vuelta de la esquina. Eso sí, de una difícil esquina que se llama Monterrey con un gran colectivo, otro gran técnico, un gran señor y un súper jugador al frente que se llama Guillermo Franco. Si supera todo esto mucho mayor valor tendrá su trabajo y más cuando desde España se filtra que ya hay un equipo del norte que se quiere llevar a Hugo de regreso a la península.


Ricardo Mayorga es el primer comentarista de las cadenas Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Angeles.