Alto a la violencia

A mitad de semana se vivió en suelo argentino un hecho bochornoso para el fútbol, que si fuera un teledrama futbolero podría llamarse "Lo Bello y la Bestia".


El primer adjetivo de esta aseveración sería en relación al fútbol desbocado desplegado por Chivas de Guadalajara, primero pasándole encima al todopoderoso Boca Juniors en el estadio Jalisco (4-0), y luego porque sobreponiéndose al arbitraje, un ambiente hostil y todos los inconvenientes de jugar de visita en un torneo donde aún existe la sensación de ser invitado, pudo mantener unas argollas que supieron a gloria.


Lo segundo fue porque Boca Juniors se fue de BOCA con una actitud desleal: Martín Palermo, quien fuera a finales de los 90 considerado uno de los delanteros más efectivos del fútbol argentino, perdió el control al agredir por la espalda a Adolfo el 'Bofo' Bautista, y su técnico, Jorge el ' Chino' Benítez le escupió en la cara al delantero del Guadalajara cuando era trasladado por la escolta policial a los vestidores.


El juego se suspendió, y las imágenes de un cuadro amedrentado por la hinchada local dieron la vuelta al mundo.


El boleto rojiblanco llegó íntegro, justo y con tintes de heroísmo. Pero el otrora rey de las Copas Libertadores quedó en el ojo del huracán, porque esta temporada no ganó nada (en casa ni fuera) y además, ahora deberá cargar con el escándalo que podría depararle una sanción a su cancha, ya que una vez más quedó claro que cuando la pasión se desborda pocos pueden ser los antídotos para frenar la violencia.


Quedan dudas, más que deudas. El presidente del club argentino, Mauricio Macri, decidió despedir a su técnico, teóricamente, como la primera reacción de rechazo a este incidente.


Pero la salida del "Chino" ya era una instancia que solo prescindía de fecha, ya que enfrentado con el plantel (principalmente con Barros Schelotto y el mismo Palermo) y sin ningún título era obvio que con o sin escándalo, Benítez sería separado.


Habrá que esperar que sanción reciba Palermo, el mismo Bautista (por la provocación) y el estadio de La Bombonera, ya que ni la policía pudo frenar a un desadaptado que ingresó para agredir al jugador mexicano, y al mismo recoge balones que aprovechando el tumulto también le dio una "caricia" a Bautista.


Ajeno a los castigos que pueda imponer la CONMEBOL, debería procederse legalmente a los causantes de estos desórdenes, ya que pudo terminar en un hecho lamentable, y solamente los precedentes pueden frenar en parte que se siga atracando cobardemente cuando el fútbol ya no alcanza.


Chivas está en el cielo de las semifinales, no sin antes conocer el infierno.


Ahora que el fútbol había puesto su atención en el combate al racismo, estos hechos aislados sirven como un llamado de atención para entender que la violencia sigue vigente en el fútbol y debe evitarse que se repitan en otras canchas lo vivido en la cancha 'Xeneize'.


Si el jugador de Banfield, Desabato durmió en la cárcel por llamar "negro" al brasileño Grafite, qué sería justo para la insensatez de Palermo, Benítez y el mismo Marcelo Delgado, de reciente paso por el fútbol mexicano, que no solo terminaron de comprometer la milagrosa apelación de su equipo (cuatro goles en 12 minutos), sino que también mancillan de momento la imagen de un cuadro que históricamente ha sido sinónimo de alegría y elegancia.


Chivas ha pagado todas las deudas con su afición, porque no solo clasificó, sino también calificó en su asignatura de valentía y personalidad. Boca Juniors, la cuna de Diego Armando Maradona, ahora tiene que purgar sus culpas cortesía de tres cafres que quedaron en deuda con su equipo, con su fanaticada y con el fútbol.


Cristian Echeverría es reportero del diario
La Opinión
de Los Ángeles. Desde 1994 es reportero de fútbol y ha trabajado para varios diarios en Guatemala y El Salvador, así como para la revista
Don Balón
en sus ediciones de España y México. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o de sus clubes.