Un campeón con personalidad

Fue una victoria anunciada. Pocas veces tuve la certeza absoluta de que la Copa sería del D.C. United. Sigo afiliado y pensando seriamente que para ganar en este deporte, lo más importante es jugar bien, pero coincidamos en que el equipo de Peter Nowak jugó bien como tal y contó con un excelente nivel individual. Quizás no fuera una final de gran brillo técnico, pero tuvo una enorme emoción y para los aficionados de Kansas, la permanente esperanza de un sueño que en la realidad, se la había escapado de las manos, casi antes del comienzo del encuentro.


El gol inicial de José Burciaga puso el momento más dramático para los parciales de Washington, aunque dentro de la cancha y en el banco del equipo capitalino, nunca se perdió la calma. De principio a fin hubo un solo equipo en el terreno de juego y quedó demostrado una vez más, que el resultado momentáneo era totalmente accidental. El pelotazo de lateral izquierdo de Kansas le dio más ánimo al equipo de Bob Gansler para entablar una lucha titánica frente a la clara superioridad táctica de su ocasional rival. El tres a dos final, es posible que no refleje el trámite, aunque dejó claro que Kansas dejó el alma en el terreno de juego y se ahogó nadando casi hasta la costa.


Fue la culminación de un año brillante. El de mayor paridad e incertidumbre de cuantos torneos se han disputado en la historia de la MLS y tuvo un marco apropiado de espectadores en las tribunas casi repletas del coqueto Home Depot Center, que una vez más, no pudo ver a su hijo predilecto levantar el trofeo. Ganó D.C. United y fue justo y ganó la Liga, que apostó desde el comienzo a la estabilidad por encima de las medidas que tuviera que tomar para seguir adelante. Es el mejor momento, esta final de muy buen nivel, como casi todos los partidos de los playoffs, son la antesala de un 2005 que aparece como el año del despegue, incluso por la presencia de los dos nuevos equipos, el Real Salt Lake y de manera especial, las Chivas USA, que han generado hasta el momento, la mayor expectativa de equipo ganador. Su carismático presidente Jorge Vergara ha prometido un debut de maravillas y los aficionados se frotan las manos pensando en el gran clásico de la zona.


Pero volvamos al D.C. que se robó las páginas de los periódicos y se perfila como un plantel a repetir en el año entrante. Cuatro Copas en nueve, están marcando una hegemonía y tradición muy difícil de imitar. Pasarán muchos años para que otro equipo esté en esas condiciones y esa rica historia, estará como ha estado hasta el momento, siempre presente en los momentos decisivos.


Peter Nowak fue el gran ganador. Arrancó trabajando y terminó saboreando un año excepcional. Con temperamento y un conocimiento que solo le dan sus años dentro del campo de juego, fue armando un rompecabezas que ahora se ve fácil, pero que de entrada, pareció crear la duda, si podría sobrevivir a la situación y llegar a un final feliz. Una a una fue uniendo las piezas, buscando amalgamar experiencia con juventud, fuerza con talento, buscando una oncena titular que respaldara dentro del terreno de juego su trabajo en serio de laboratorio, ese que también es imprescindible para alcanzar la cima. Más allá del excelente rendimiento de Columbus de la mano de Greg Andrulis, como novedad de los entrenadores habituales, no cabe ninguna duda que los técnicos finalistas fueron quienes reunieron mayores méritos y que Peter Nowak, que contó con un material estupendo, le encontró la vuelta para llegar a formar el mejor de todos los equipos que compitieron esta temporada.


Y es posible que el tema personalidad también aplique para el entrenador. No le preocupó nunca si alguien estaba o no conforme. Si la presión para que Freddy Adu estuviera dentro del terreno de juego fuera grande. Le encontró su lugar a la joven gran revelación y explotó a la perfección sus condiciones. Y le hizo el gran favor de no comprometerlo demasiado, ni ponerle sobre su espalda, una responsabilidad para la cual, por su edad incluso, no estaba preparado.


Y Washington lo tuvo todo. Un buen técnico y un muy buen plantel donde nadie decepcionó y todos se adaptaron a las necesidades de defender la tradición, con su estilo propio que le ha dado tan buenos dividendos. Quizás la habitual forma de jugar al filo del reglamento al momento de dejarlo todo por conseguir la victoria, no fue necesario esta vez. En los momentos decisivos la superioridad fue clara y se fue sacando uno a uno a una sombra llamada MetroStars, a un gran rival como fue New England Revolution, para terminar con un triunfo claro ante el Campeón de la Copa Abierta y de la Conferencia del Oeste.


Vuelve a ser el momento de Washington, el equipo de los Estados Unidos, que más nivel internacional ha mostrado siempre. Fue un triunfo completo y el festejo se prolongará a cada uno de los protagonistas y sus fanáticos que, seguramente, se verán triplicados la próxima temporada.


Robert Sierra, compartiendo la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales del MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Si quiere hacerle algún comentario, escríbale a Sierramls@yahoo.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.