Un solo reproche antes del inicio

En Dallas, Kansas City y Los Ángeles para ser cronológicos con la hora comenzará este sábado el trasegar de la undécima temporada de la MLS y ya se ve como empieza a crecer el "nene" del fútbol en Estados Unidos a nivel profesional y como va tomando forma de adolescente primero y luego seguro que será un adulto responsable, esta liga, que va llevando de la mano su propia afición y su propia feligresía desde que naciera por allá en 1996.


Pero debemos convenir que se siguen dando pasos sólidos y que aunque son un poco lentos, también son muy seguros. No es hora de balances, pero no podemos pasar por arriba en este presente el buen momento económico en el manejo de la MLS y el significado que tiene ese aspecto para el futuro de los futbolistas y especialmente de los equipos. Aun, es cierto, no se logra superar plenamente el tan sonado tema de la multipropiedad, pero el gradual desmonte que pretende el Grupo Anchust apunta bien al mediano futuro para entrar como se debe en los evangelios futbolísticos de la FIFA a punto de dar a conocer su legislación sobre el molesto tema.


En lo demás habría que reconocer la manera como la MLS se ha ido acomodando a la verdadera realidad competitiva del fútbol apostando por jugar con el reglamento universal y no con el espantoso invento "Dougan" con el que bautizaron la Liga en sus comienzos. El respetar la filosofía y el espíritu del fútbol fue trascendental en la aceptación del público adulto y el giro dado a tiempo enderezó un barco que amenazó con irse a pique por culpa de inventos en auténtico fuera de lugar.


Hoy la liga se ganó respeto y competencia y aunque sigue siendo joven -comparada con las más añejas tradiciones europeas o suramericanas- la MLS se ganó un sitio en el corazón y en el tiempo del aficionado norteamericano especialmente el inmigrante que por naturaleza se aferra a sus orígenes y a sus equipos así se encuentre en la antípoda del mundo que lo vio nacer. Recordemos que por tradición el aficionado en su vida cambia de casa, de carro, de profesión, de religión, de partido político y en algunos casos hasta de esposa o de sexo, pero jamás cambia de equipo de fútbol. Así de fuerte es esa emoción y de la misma manera es el comportamiento social de esa persona. Por eso al comienzo de la MLS costó mucho trabajo conquistar a ese aficionado y convencerlo que había en los Estados Unidos un nuevo equipo de fútbol en su ciudad con un nombre extraño y con una camisa con colores raros a la que podría ir a gritarle cada domingo.


Fue un trauma y un shock. Era romper la tradición y de un momento para otro cambiarle el color y el amor a las costumbres y por eso el comienzo fue tan duro. Hoy los equipos ya tienen su propia afición y los chicos de entonces van creciendo con su equipo -el propio- al que siguen desde niños, con el que crecerán de cerca y por el que gritarán de alegría o llorarán sin consuelo sentados en alguna esquina de barrio después de una derrota. Con nosotros, con esta generación quizá se empiecen a esfumar las costumbres y nuestros hijos seguro que van a crecer con sus nuevos gustos y al Boca, al Madrid o a Millonarios los llevarán solo en el fondo de sus almas como el equipo que amaron "los viejos".


La civilización se toma al fútbol y la modernidad no se puede sustraer de la realidad. La MLS es en el fútbol de Estados Unidos lo moderno y apostó por el público infantil que en ocho años será una sólida masa de la población económicamente activa y productiva y ahí sí será el gran despegue de una liga que ha tenido la paciencia de crecer consecuente con el día a día de este gran deporte. Solo hoy tengo un reproche. Porque caray se sigue jugando el torneo durante el Mundial. Es igual que entrar bailando a la iglesia en la semana santa.


Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles.