Final negro para los Naranjas en Hawai

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El Houston Dynamo probó de su propia medicina en la Gran Final del Campeonato Pan-Pacífico ante Gamba Osaka de Japón. Luego de golear por 3-0 a Sydney FC en la ronda previa, muchos daban por seguros ganadores a los pupilos de Dominic Kinnear en el duelo que otorgaría el sitial de honor en Hawai.


Sin embargo, ni el crítico más escéptico del bicampeón emelesero hubiera pronosticado una debacle de las proporciones que sufrió a manos del equipo nipón, que llenó el arco de Pat Onstad con seis dianas.


Irónicamente, la pesadilla Naranja tuvo un comienzo promisorio, cuando, a los 11 minutos, Ricardo Clark abrió la cuenta con un cabezazo al primer palo inatajable para el ciudavallas Yosuke Fujigaya, tras una perfecta habilitación desde la derecha de Brian Mullan.


La reacción japonesa no se hizo esperar y todo quedó emparejado al minuto 14. Al acercarse al ombligo de la cancha, el volante Tomokazu Myozin pilló adormecida a la zaga texana y mandó un hermoso pase filtrado que le permitió al atacante Baré encarar, acomodar con la derecha y, usando la misma pierna, batir a Onstad para decretar el 1-1 parcial e iniciar su destape ofensivo.


A partir de la igualdad, el cuadro nipón se envalentonó, embistiendo a unos Naranjas que claramente sintieron el golpe. Sin embargo, pese a no contar con su manija del mediocampo, Dwayne De Rosario (apartado por un desgarro en la pierna), los del Estado de la Estrella Solitaria no perdieron de vista al arco contrario. De hecho, Houston desaprovechó una oportunidad de oro para retomar la ventaja cuando Corey Ashe avanzó por la izquierda y envió un centro al corazón del área que Stuart Holden inexplicablemente marró.


Mejor puntería tuvo el cuadro nipón, particularmente su romperredes brasileño, quien, al minuto 26, finiquitó una hermosa triangulación con un misíl al ángulo superior derecho que ni la volada del cancerbero rival pudo contener.


Sobre la media hora, el 2-1 a favor de Gamba Osaka casi se estiró cuando Mineiro sirvió un pelotazo llovido que Masato Yamazaki controló y punteó al pórtico, aunque Onstad manoteó a un tiro de esquina intrascendente.


A cinco minutos del entretiempo, el vertical derecho del Dynamo ahogó un nuevo grito de Baré, aunque el brasileño tendría nuevos motivos para celebrar en el segundo tiempo.


De vuelta de los camarines, Houston salió al césped artificial del Estadio Aloha decidido a nivelar las acciones. A los 53 minutos, Clark recibió un mal rechazo de los japoneses e intentó con un pelotazo, aunque se fue muy desviado a la derecha.


Poco después, Mulrooney, viendo la complecencia de la zaga opositora, apuró un tiro libre indirecto que Holden peinó, aunque sin la fuerza ni la dirección apropiada.


Si la defensa japonesa cometió algunos errores prevenibles, la de Houston se hizo agua. Cuando el reloj señalaba 60 minutos, Mineiro aprovechó las nuevas licencias Naranjas para dejar a Baré otra vez en el mano a mano con Onstad, y el delantero salió victorioso con un toque sutil que terminó en el fondo de la red.

Cuatro minutos después, el también carioca Lucas se metió a la fiesta de Gamba Osaka con un remate ajustado al palo izquierdo que puso el 4-1 que oficializó la goleada, hecho que quedó reflejado en el rostro de Kinnear, quien miraba atónito desde el banquillo, tratando de explicarse el desmoronamiento de sus jugadores.


Lamentablemente, la masacre no terminaría ahí, ya que, al minuto 72, Baré se inscribió con su cuarto tanto de la noche, esta vez mediante una volea que superó la resistencia de Onstad. Yamazaki agregó sal a la herida Naranja a doce minutos del final, al decretar el 6-1 definitivo.


Holden quiso cabecear un gol por el orgullo, pero el travesaño de Fujigaya tuvo otros planes y ni siquiera se pudo "maquillar" la paliza.


Al llegar al minuto 90, el juez principal Kevin Stott tuvo misericordia con Houston y ni se molestó en ordenar tiempo agregado. Al final, una derrota muy difícil de tragar para un Dynamo que supuestamente estaba tan cerca de hacerse un nombre en el extranjero con su primer título internacional. Peor aún, Kinnear y compañía habían postergado su regreso a casa, prefiriendo aprovechar su estadía en el paraíso para practicar surf con el hijo nativo Brian Ching, aunque lo más probable es que los Naranjas pasen todo el día libre encerrados en su hotel, reviviendo una tras otra vez la pesadilla frente a Gamba Osaka.


Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.