En la casa de los miedos

Mientras la MLS sigue dando efectivos golpes de autoridad y generando efectos mediáticos con la llegada de grandes figuras a sus varios equipos para ganar para pararse de igual a igual con otras ligas de fútbol, particularmente en el continente americano, es curioso observar el caso - casi clínico sicológico- de los clubes mexicanos frente a los colectivos de Estados Unidos.


Y es que el tema ya no pasa sólo por la selección nacional y el extraño pánico que parece sentir México en canchas del norte cuando enfrenta a las las barras y las estrellas. El efecto parece hoy haberse extendido a sus competencias domésticas.


La SuperLiga, flamante torneo en pleno desarrollo que reúne a lo mejor de al MLS y el balompié azteca, sirve como observador de estos curiosos fenómenos. Se ha visto un fútbol mucho más fluido de parte de los equipos estadounidenses, quizá producto de los tiempos de competencia. Mientras los de aquí están en plena actividad de liga, los de México se encuentran en el cierre de la pretemporada, justamente cuando más se siente y expresa la dureza muscular particularmente por el énfasis de la época en el trabajo estrictamente físico.


Y no es buscarle respuestas o disculpas a los resultados, pero esa es la única razón lógica y sensata que podemos esgrimir en defensa del mal fútbol y de los pobres resultados que han tenido - salvo Pachuca, como siempre Pachuca - los equipos de México.


Los estadios estadounidenses se han convertido en una especie de "casa encantada" para los colectivos mexicanos, lo cual extraña porque si en algún lugar fuera de México el fútbol azteca juega de local es en Estados Unidos. Parece una frase salida del Garciamarquiano realismo mágico, pero es la verdad respaldada con hechos y con números.


Somos en Estados Unidos cuarenta millones de hispano-hablantes y el último censo oficial nos demostró que de esa cifra son 31 millones de mexicanos que viven al norte del Río Bravo. Es otro México y es otro país sumando sus costumbres, sus raíces, sus sueños y, por supuesto, sus amores futbolísticos.


Entonces, ¿por qué jugar con miedo, por qué no romper desde ahora ese crítico mito que a la selección mayor ya le suma la friolera de nueve años sin poder vencer a Estados Unidos y que con los equipos profesionales también empieza ahora a escribir una extraordinaria jetatura en los torneos internacionales? Es cierto que a nivel de clubes aun no causa efectos alarmantes, pero por lo visto en SuperLiga ésta puede ser la fina y peligrosa línea que no se debe dejar marcar México para que se sacuda el "maleficio".


Lo cierto es que la muy promocionada Superliga, repito, sí nos ha entretenido, pero también nos ha demostrado que el Club América puede gastar mucho dinero pero los resultados de adaptación son lentos al sistema. Las Águilas quedaron eliminadas de este torneo después de dos pleitos y vuelven a casa después de este miércoles


Chivas le imitó a los azulcremas en su camino lleno de caras nuevas con sabor a recambio, pero inapropiadas (a mi juicio) para el momento futbolístico que necesitaba el Rebaño Sagrado.


Morelia es aun una incertidumbre mientras que Pachuca es harina de otro costal. Los Tuzos siguien siendo el mejor de México, pero el menos mexicano de los equipos profesionales allí. Calero, Aquivaldo, Caballero, "Chaco", Chitiva, Damián y ahora Rey evidencian a las claras la superpoblada cuota extranjera del equipo de "ojitos". Muy bueno jugando al fútbol y ahora mejor después de haber recuperado los brazos de Calero, pero ¿es tan mexicano como algunos argumentan? Yo no creo.
Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.