Un milagro llamado Real Salt Lake

Estadio Rice-Eccles

El bendito fútbol, que nos permite seguir viajando permanentemente por todo el país y conociendo nuevos estadios y diferentes mercados, en esta oportunidad nos llevó al estado de Utah y vaya si nos quedamos sorprendidos.


Sabíamos de los problemas del Real Salt Lake por formar un equipo competitivo, por escalar posiciones y corresponder, tanto por parte de jugadores como del cuerpo técnico, a la expectativa que siempre genera una nueva franquicia.


El equipo si bien no ha decepcionado, tiene cuatro puntos menos que Colorado, pero con un encuentro menos disputado, tampoco ha permitido tener demasiadas esperanzas con relación a estar en la definición de la Copa, en la actual temporada. Aún así, el plantel tiene cada día más confianza y el grupo humano parece ser, por lo menos desde afuera, de lo mejor. Sin perjuicio de destacar algunos nombres de trayectoria dentro de él, como es el caso de Eddie Pope, Clint Mathis, Andy Williams, o el propio Jason Kreis.


Pero lo maravilloso de esta historia es el entorno. El pasado lunes, un día incluso muy especial por la celebración de la Independencia de los Estados Unidos, casi 21.000 espectadores, concurrieron al Estadio Rice-Eccless y vivieron una auténtica fiesta, digna del mayor de los elogios. Alentaron al equipo, hicieron sentir al rival y a los jueces la presión de la tribuna, todo, dentro de un clima de absoluta normalidad y corrección.


Lo de Real Salt Lake es todo un ejemplo. Con un perfil mucho más bajo que el otro equipo de expansión, las Chivas USA, los resultados son abismalmente diferentes. Un equipo competitivo y una infraestructura que apunta pronto incluso, a la construcción de su propio estadio, con programas para niños y jóvenes, trasmisiones radiales en inglés y español y por sobre todas las cosas, la adhesión incondicional de gente, que se ha hecho fanática del equipo y vive como propia cada presentación.


La construcción de un estadio propio es de tremenda importancia y cuando se tiene un respaldo popular como el que vimos en Salt Lake City, seguramente todo se hará mucho más fácil. Lo del Real es para tener en cuenta y para imitar en zonas mucho más pobladas e incluso, con población latina o europea, que según las estadísticas, son las que más concurren al fútbol.


La gran diferencia con esta gente, que le gusta el deporte por el deporte en sí, es que son partidarios de todo lo que se practique en su ciudad y en esa medida, se hacen solidarios con todas las manifestaciones populares que allí se realicen. Y estos aficionados del Real, no tienen en sus espaldas, los equipos de sus respectivos países y es posible, que tampoco estén permanentemente prendidos al televisor, consumiendo cuando torneo, de los buenos y de los otros, se les ofrecen a través de las imágenes de la televisión, trasladando modismos y costumbres de otros lugares, que perjudican y postergan el verdadero desarrollo del fútbol en los Estados Unidos y que tienen como único objetivo, el beneficio económicos de las dos grandes cadenas hispanas de televisión del medio.


Para quienes vivimos en el Este, supuestamente zona futbolera, con el respaldo de la Capital del Mundo, donde también se supone que siempre hay público para cualquier espectáculo, ver que una pequeña ciudad como Salt Lake City, supera todo lo nuestro, en clima, en entusiasmo y hasta en cantidad, es realmente de asombro. Podemos darnos hasta el lujo de tener envidia, de la buena por supuesto, por lo que se ha logrado en esa pequeña ciudad, casi de incógnito, pero que apunta alto, en función de los números, los únicos que presentan argumentos irrebatibles.


Ojalá que muy pronto podamos decir lo mismo, en Nueva York, Nueva Jersey, o en otras zonas donde a esta altura, el público debería ser más numeroso y estar más entusiasmado con el equipo de su zona, de su país de residencia, del que eligió para usted y para sus hijos, muchos de ellos nacidos en él, y que no sentirán como suyos los colores de otras latitudes.


El fútbol vive un momento muy especial. Si el ejemplo de sencillez y humildad de Salt Lake City, tan pintoresca ciudad como interesante en todo aspecto, es imitado, quizás en otras plazas mucho más fuertes en lo económico, es posible que muy pronto estemos festejando una liga poderosa, capaz de hacerle frente a las más encumbradas del planeta. Para eso, hay que entender, como los habitantes de esa bellísima ciudad, que debemos apoyar y alentar lo de casa. Créame que es la única forma y si lo entendemos así, el deporte que más nos gusta, será cada vez más importante en los Estados Unidos.


Robert Sierra, comparte la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales del MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Si quiere hacerle algún comentario, escríbale a Sierramls@yahoo.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.