Paso que dure y no trote que canse

Freddy Adu

Freddy Adu ha ofrecido una de las más convincentes actuaciones de su corta carrera en la MLS, en el triunfo de 3-1 que el D.C. lograra frente al Crew de Columbus en la última jornada.


Con un gol, un pase para anotación, además de haber prendido la mecha en la jugada que derivó en el primer tanto de los capitalinos, estamos ante una cosecha individual digna de gente grande.
Y lo de 'gente grande' tiene, en éste caso, más de una arista. Porque no está de más recalcar que Freddy sigue siendo un mozalbete vestido de futbolista profesional.
Un adolescente enamorado del balón, que quiere jugar al balompié por vocación y devoción, obligado a someterse prematuramente a los rigores y a la disciplina de los adultos, injustamente inmolado en la cruz de comparaciones grotescas.
Un muchachito cuyos méritos, características y habilidades como futbolista, habían sido superados por la mercadotécnia, mercantilismo y el consumismo propios de la época.
Porque en medio de la vorágine de su lanzamiento al escenario principal, aún deslumbrado por los reflectores de la fama y el agobio de quienes lo empujaban en contra de su voluntad y del natural proceso de crecimiento del ser humano y, por ende, del futbolista, Freddy se dió tiempo para guardar la cordura, para no marearse, para tratar asimilar cada minuto de su extraña experiencia y de aprovechar cada minuto en el terreno de juego que le regalaba su técnico.
Muchos lo instalaron prematuramente en el pedestal de ídolo. Lo vistieron apresuradamente con un traje de estrella que aún no estaba hecho a su medida y pusieron su nombre junto al de otros imortales del fútbol.
Se reclamaba su titularidad inobjetable, mientras que el técnico no escuchaba el canto de las sirenas y se mantenía dentro de los términos de un plan que al final de la temporada resultó ser exitoso.
El D.C. United se tituló como monarca de la MLS. Peter Nowak se reveló como un técnico jóven de gran potencial y Freddy Adu siguió madurando, se mantuvo como una promesa, a pesar de que ya luce en una de sus falanges un anillo de campeón.
Y tal vez Nowak haya decidido acertadamente lanzar a su juvenil jugador al ruedo, darle un rol protagónico, justo cuando él ha observado que Adu ha adquirido la madurez necesaria para encarar el compromiso.
Recordemos que además del camino recorrido como elemento de un equipo campeón, Freddy ha seguido agregando experiencia internacional en el proceso de las selecciones nacionales, en éste caso, colaborando con la Sub-20 en la obtención del pase al Mundial FIFA de la categoría que se disputa este verano en Holanda.
Por eso, porque sus mentores futbolísticos lo han llevado en forma gradual, de menos a más, aumentando la carga de responsabilidad de acuerdo a la capacidad que muestra para asimilar cada compromiso, es que Freddy Adu pudiera estar listo para el gran salto.
Además, es más propicio el momento, luego de que pasaran los sofocones de una primera temporada, en la que todos los ojos estaban puestos en lo que el niño prodigio del fútbol estadounidense hacía, decía o dejaba de hacer.
Adu ha dejado de ser el objeto del deseo de la gula mediática. Ya no es el producto que la maquinaria promocional de la liga engullía, lo procesaba y lo entregaba envuelto en papel celofán, etiquetado para el apetito del consumismo de las masas, de la lente, del micrófono, la grabadora y de la libreta de apuntes.
Y ese entorno también favorece el desempeño de Freddy, pues ahora está ocupado a tiempo completo, en superarse y consolidarse como futbolista, en entrenar, en pulir sus cualidades y eliminar los defectos, sin tener que cumplir a cada minuto con compromisos periodisticos, promocionales y comerciales.
Freddy puede y debe ahora enfocarse sólo en ofrecer conferencias de prensa junto al área enemiga, a convocar a los fotógrafos de la fuente para sesiones detrás de la portería, a apilar rivales y no periodistas, en ofrecer entrevistas exclusivas a sus compañeros, a continuar su romance con la de gajos, con la red enemiga y con el buen fútbol, en producir magia con su educada zurda.
Es más, si se le da la libertad de florecer como futbolista en todo su esplendor, no dudo que Freddy Adu pueda hacer historia como uno de los participantes más jóvenes en la historia de las Copas Mundiales.
Bruce Arena tiene la palabra.
Rigo Cervántez es un conocido periodista con más de 20 años de experiencia, trabajando con medios de renombre como Televisa y La Opinión. Hoy en día se desarrolla como comentarista en las transmisiones radiales de RadioVisa 830 AM en Los Ángeles de los partidos del Galaxy. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.