Los ídolos dejan gente

Mucho se habla en fútbol de la importancia de los grandes jugadores en el proceso de desarrollo. Nadie sería capaz de negar que sin una gran vidriera, con nombres de trayectoria e historia dentro del panorama internacional, es muy difícil vender cualquier deporte. Los grandes ídolos atraen multitudes y siguen siendo gran parte de la base de una estructura que desde luego, debe contar con otros argumentos para continuar adelante.


Aunque parezca un contrasentido, el fracaso de implantar un profesionalismo serio en los Estados Unidos hasta la llegada de la MLS, se debió en gran parte, a que los organizadores se basaron cien por ciento en la presencia de grandes estrellas, algunas de ellas muy al final de su carrera, que fueron atracción en ese momento, para montar un gran show, pero no sirvieron para poner la piedra fundamental y marcar el camino a seguir.


Con la aparición de la liga todo fue diferente. A la presencia de luminarias de gran jerarquía en plena vigencia de sus facultades, se unieron una administración seria y responsable, un torneo a nivel nacional mantenido al comienzo, aún al costo de grandes pérdidas, la aparición de figuras jóvenes para complementar a los llegados del exterior, con los cuales las enormes diferencias técnicas del comienzo se reducen día a día y grandes ambiciones de superación para llegar en algún momento, a contar con divisiones inferiores, ascensos, descensos y todo lo que es tradicional y común en la mayor parte de los países en los cuales el fútbol es el deporte rey.


Y a diferencia de las estrellas que integraron el famoso Cosmos de Pelé por ejemplo, los nombres que fueron llegando, no se circunscribieron a jugar noventa minutos, sino que se involucraron en el funcionamiento de sus clubes, en algunos casos colaborando directamente con quienes, por supuesto, necesitaban todo tipo de ayuda. Su experiencia y el respeto que generaban marcaron rumbos y figuras como Mauricio Cienfuegos en el Galaxy, Marco Antonio Etcheverry en DC United y Carlos Valderrama que transitó por varios equipos, no solo eran atracción para el aficionado, sino parte grande del andamiaje general de cada uno.


De todos modos y sobre todo cuando hay que darle a la gente un buen producto para que se acostumbre a consumirlo, era y lo sigue siendo, aunque en menor escala, imprescindible contar con jugadores muy reconocidos. Ellos convocan comunidades y en un buen porcentaje, los aficionados que llegan para ver a sus compatriotas, se contagian con el entusiasmo de seguir alentando al equipo y se convierten en hinchas del mismo, sobre todo si en ese momento se consiguen victorias.


No siempre ha sucedido así, pero es común ver como la gente se identifica aún con aquellos que no tuvieron una gran actuación. Roberto Donadoni, Lothar Matthäus y Adolfo Valencia, por citar tres nombres de peso el primero en el fútbol italiano, el segundo en la propia selección de Alemania y el tercero figura clave de una generación colombiana que hasta el momento no tiene reemplazantes, pasaron sin pena ni gloria por MetroStars y sin embargo, son recordados permanentemente por aquellos que llegaron al estadio, pensando en las grandes actuaciones de cada uno de estos futbolistas en sus clubes de origen. Con suerte variada, también fueron gran atracción en Los Angeles, los mexicanos Jorge Campos y Carlos Hermosillo y muchos añoran permanentemente su presencia.


La aparición para el 2005 de equipo que representará a las Chivas de Guadalajara, histórico club mexicano caracterizado por ser el único en mantenerse jugando sin extranjeros en sus filas, revoluciona California y la presencia de Francisco Palencia y Ramón Ramírez asegura un público extra, llevado de la mano de dos auténticos ídolos de la afición.


Las últimas semanas el hondureño Amado Guevara arrasó con todos los premios que estuvieron en disputa y se perfila para ser el Jugador más importante del año.


Guevara, tiene un carisma tan impresionante que por horas, los aficionados hace fila en línea telefónica para poderlo saludar y convengamos que la selección de su país no es un equipo ganador. Mucha de esa gente que lo quiere y lo respeta, ya son también fanáticos de MetroStars y es casi seguro que se quedará en la tribuna, aún cuando el catracho ya no esté en filas del representante de la Gran Manzana.


El panorama es claro. Los que llegan deben tener más calidad que los locales, de otra forma no vale la pena. Y aquellos que disfrutan de un lugar de extranjero, deben ser, como Guevara, auténticos embajadores, integrados cada día más al medio, realizando el esfuerzo máximo dentro y fuera de la cancha. Ese es el camino y por suerte en los últimos tiempos, podríamos seguir con los ejemplos.


Robert Sierra, compartiendo la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales del MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Si quiere hacerle algún comentario, escríbale a Sierramls@yahoo.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.