Lecciones del estreno emelesero de Chivas

CARSON, California. - La mejor definición de la temporada de Chivas USA la dio el mismo técnico Hans Westerhof.

"¿Es el fin del torneo de aprendizaje o es el fin de la pesadilla?", se le preguntó después del juego de clausura ante MetroStars con la derrota 22 de los rojiblancos.


"Ambas, ja, ja, ja", respondió Westerhof. Así de simple.
Chivas USA se vio rodeado de superlativos. Nunca antes un equipo de expansión en la MLS había provocado tanta atención ni desatado tantas expectativas. No sólo en Estados Unidos sino también en México este experimento recaudaba atención. Y en exceso.
Por eso, así como su aparición en la MLS sacudió la modorra de la liga, su final de campaña conmocionó por el estruendoso fracaso al sumar, además 22 derrotas en la temporada, una más que la marca anterior del Mutiny de Tampa Bay. Ubicado en el sótano de la competencia, Chivas USA bajó el telón de manera amarga.
Fue un año de crisis, de caos, de fracasos. Chivas USA comenzó la temporada con un estandarte rojiblanco, Ramón Ramírez, al frente de un grupo de jugadores expectantes, ansiosos, ilusionados, pero que el tiempo les iría demostrando que como debutantes tenían que pagar un derecho de piso.
Resultados adversos se fueron sumando uno tras otro. Abrieron en su casa, el Home Depot Center, y cargaron con al primer tropiezo ante D.C. United con un 0-2. Enseguida sacaron un 3-3 ante terremotos en San José y en medio de un espectacular juego, parecían fortalecerse los pronósticos en beneficio del rebaño angelino.
Vendrían tres derrotas más, ante Galaxy, Dallas y Nueva Inglaterra, antes del primer triunfo, ante el otro debutante, Real Salt Lake por 1-0.
Chivas USA era un equipo de 70 minutos, que en los minutos finales sufría de errores y cargaba con derrotas y además se daba el lujo del desperdicio ante la meta contraria.
La suma de malos resultados llevó a cambios drásticos. Al técnico Thomas Rongen lo exiliaron los desaciertos en cancha y en la banca y al relevo llegó el holandés Westerhof.
A su arribo, puso a los rojiblancos a trabajar a doble sesión para tratar de darle el fondo físico que requeriría el nuevo esquema futbolístico.
En la cancha el equipo fue mejorando. En el marcador y en los resultados, la crisis siguió hasta que fue evidente que la selección de jugadores había sido incorrecta.
"Menospreciamos a la MLS, menospreciamos su nivel de competencia", reconocería el presidente de Chivas USA, Antonio Cué.
Las deudas deportivas


Y pagaron la factura. Y con intereses. Prueba de ello es que al supuesto portero titular, Martín Zúñiga, que debutó después de una lesión, lo saludaron los de Dallas con un 5-2 y se vinieron otras malas actuaciones que llevarían a vestir de civil al "Pulpo" y nombrarlo embajador del equipo en busca de prospectos y otros proyectos.
Para entonces, la tribuna de Chivas, que nunca se llenó, empezó a vaciarse. Sólo unos fieles seguían colgados a una ilusión que a cada semana amenazaba con desvanecerse.
Así, los rojiblancos tenían una población heterogénea. Jugadores con fútbol y con deseos, los menos. Jugadores con fútbol y sin deseos. Jugadores sin futbol y con deseos, y por supuesto, jugadores sin futbol y sin deseos.
En ese calvario Chivas USA tuvo una sola fiesta: una victoria de 5-1 cobre Real Salt Lake, que hizo decir a Westerhof: "No será la última vez que en un juego de Chivas USA haya cinco goles".
Tendría razón porque unas semanas después recibiría un 5-2 implacable del Galaxy para eliminarlo de la Copa Abierta Lamar Hunt. Fin del sueño por un trofeo.
Los refuerzos


Antonio Cué hizo una apuesta fuerte. Decidió incorporar a tres jugadores de primer nivel: Francisco Palencia, Juan Pablo García y Héctor "Pirata" Castro, quien se lesionaría sin poder debutar.
El 21 de agosto debutan por fin Palencia y García. Lo hacen en Nueva York ante el MetroStars. Un juego emotivo en el que Palencia debuta con dos goles, uno más para García y Armando Guevara respondió con tres.
Parecía que Chivas USA encontraría la posibilidad de meterse a los juegos de postemporada. Fue un espejismo.
Cinco derrotas, dos empates y una victoria fue el saldo final desde la llegada de los refuerzos.
Es decir, cambiaron y mejoraron el futbol que hacía el equipo, pero siguió la falta de contundencia y la fragilidad defensiva del equipo.
Por eso el equipo terminó con 67 goles en contra y sus 22 derrotas. Además, en el Clásico de la MLS sus números fueron rojos. Perdió de todos, todos, ante el Galaxy y el presidente Cué debió pintarse el pelo de verde, vestirse con la camiseta del adversario, servirle de mesero a su homólogo galáctico y hasta lavarle el auto, perdiendo apuestas hasta que le llegó la mesura y dejó de apostar.
Reacción


Por todo eso Westerhof fue certero al decir que tras el 0-2 ante el MetroStars en el cierre del torneo era no sólo el fin del período de aprendizaje sino también de la pesadilla.
¿El futuro? Antonio Cué deja la puerta abierta a las incógnitas. Asegura que Francisco Palencia seguirá con Chivas USA y que sólo lo prestará para el selectivo de la Copa Libertadores, el Interliga, durante el mes de enero y tal vez algunos juegos en febrero a Chivas de Guadalajara.
Asegura que Hans Westerhof seguirá al frente del equipo y que habrá refuerzos, especialmente para la defensa central. "Se irá el 35 por ciento de los jugadores de Chivas USA y traeremos jugadores de primer nivel", ha afirmado Cué. Todo, para que al aprendizaje sirva y la pesadilla termine.
Rafael Ramos Villagrana es redactor del diario
La Opinión
de Los Ángeles, y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.