A la justicia ordinaria

Si los tribunales deportivos no son serios y se hacen los de la vista gorda con determinados clubes o selecciones poderosas está bien que alguien con criterio levante la mano desde la vereda del ciudadano para ir en su defensa. Y es el caso que se reactiva por estos días en el mundillo del fútbol sobre el tan sonado tema de meses pasados con los disturbios provocados en la Bombonera de Buenos Aires en el juego entre Boca y Chivas de Guadalajara por los cuartos de final de la Libertadores.


Un atropello a la retina del aficionado especialmente al de la televisión que aguantó con el estómago comprimido los detalles más grotescos de una agresión por parte de Jorge Benítez, entonces técnico de Boca contra el delantero de Chivas Adolfo Bautista. Mucho tiempo de espera para que la Confederación sancionara y solo cuatro fechas de castigo para el técnico que antes ya había sido castigado internamente con la pérdida de su puesto y despedido del equipo de la Rivera, pero más allá de ello fue tibia la Confederación con los castigos y no envía ahora, cuando más se necesita, un mensaje ejemplarizante que detenga estos feos sucesos en el marco del fútbol. Tres fechas para Palermo, después de lo que vimos, persiguiendo al Bofo y diciéndole hasta misa, es una risa y no es serio. Dos fechas al Bofo por provocador es menos serio, cuatro al técnico, ni hablar y cuatro fechas para el estadio al menos salvan un poco el honor y la visión de algunos miembros de la rectora en Suramérica.


Claro que si por ahí llueve, en algunos otros lugares no escampa, porque solo esta semana y después de casi tres años de litigio, políticamente alargado a las malas, el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol emitió un fallo en el que el Barcelona solo va a recibir cuatro mil euros de multa por los sonados incidentes de aquel clásico de noviembre del 2002 en el Camp Nou cuando los aficionados blaugranas enviaron de todo al terreno, incluyendo la cabeza de cochinillo, para evitar que Luís Figo cobrara los tiros de esquina. Aún recuerdo como el árbitro Medina Cantalejo se vio obligado a suspender el juego por casi 15 minutos para que se calmaran los aficionados. Increíble, pero cierto. Sucedió en un escenario como el del Barcelona y en el primer mundo del fútbol. Igual, el Sevilla por una circunstancia similar en el mismo 2002 pagó cuatro fechas de suspensión de su estadio. Claro, no ejerce el mismo poder político ante la Real Federación el Sevilla que el Barça.


Volvamos a Suramérica y solo hace tres semanas en Bogotá, Colombia y cuando el Independiente Santa Fe de la capital llegó después de treinta años a una final de fútbol, teniendo en ese momento su estadio suspendido por incidentes que hasta cobraron la viada de un aficionado, muy orondamente el poder ejerció más poder y el Campin de Bogotá, fue "autorizado" para que santa Fe jugará su partido correspondiente a la final de ida del Torneo. Una vez más increíble, pero así es. La justicia parece en el fútbol haberse hecho solo para los menos influyentes, aunque volviendo al hilo conductor de nuestro escrito, en las últimas horas un fiscal de Buenos Aires, quizá ruborizado por las "sanciones" de la CONMEBOL, decidió someter a juicio Oral y Público al ex-entrenador de Boca Juniors Jorge Benítez


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Una golondrina intentado hacer verano, en medio de un ambiente que cada día desafortunadamente se enrarece mas para el fútbol y en donde los intereses siguen privando y atropellando los más elementales derechos de los seres humanos.


Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles.