Es indudable que a la hora de las grandes definiciones, la labor individual de los protagonistas es decisiva. En ese momento, la calidad individual, la personalidad, la experiencia y hasta la influencia sobre sus compañeros, vuelca la balanza a favor de aquellos que consiguen el mejor rendimiento. Pero son capaces las grandes figuras, por su sola presencia en el terreno de juego, de llevar a sus equipos a la gran final... en la mayoría de los casos, diríamos que no. Un buen plantel, dentro y fuera de la cancha, un grupo humano conciente y trabajador, sabedor de sus limitaciones y del esfuerzo que se debe realizar para lograr cualquier conquista, resulta ser más importante, que un par de nombres, con gran lucimiento personal, pero que en definitiva no dejan más que un elogio personal pasajero, que no logró aportar lo que hacía falta para que su institución ganara el campeonato.
No estamos con esto diciendo que las estrellas no sean
necesarias ni tampoco desconocer su importancia. Desde
el comienzo de la Liga, la MLS contó con nombres de
gran jerarquía, jugadores que fueron y en algunos
casos siguen siendo, los pioneros del desarrollo del
fútbol en este país. Los Valderrama, Cienfuegos,
Etcheverry, Campos, Hermosillo, Hernández, etc. fueron
la gran vidriera que atrajo a los aficionados, en
general y sobre todo en la zona Este, bastante
escépticos en cuanto al futuro. Varios de estos
jugadores, son símbolos que quedaron para siempre
grabados y no se borrarán jamás en la historia del
deporte norteamericano. Pero también han llegado
otros, a los cuales poco les importó ser ni ejemplo ni
escuela y solo vinieron con la atracción de ganar un
buen dinero al final de su carrera. Y algunos casos de
futbolistas reconocidos, que dadas las características
del medio, nunca se pudieron adaptar y debieron
retornar casi de inmediato a sus países de origen.
Con gran visión y excelente perspectiva de futuro, la
MLS no se resignó solamente a la presencia de
extranjeros como única atracción de sus espectáculos
y ese ha sido un mérito indudable que no tiene precio.
Hoy día, los futbolistas norteamericanos son capaces
de mantener el medio e incluso en varios casos, son
codiciados en el exterior y cotizados en muy buena
forma. Y en la actividad local, la presencia de
extranjeros no es masiva, tienen un cupo reducido,
menor incluso, del que tienen países deportivamente
mucho más poderosos en materia futbolística, México,
por ejemplo.
Cual es la gran ventaja de esta situación. En primer
lugar no estar resignados siempre a la compra de
jugadores, lo que lleva a un desgaste económico
difícil de soportar, sobre todo si no se tiene la
estabilidad, que llegará con el correr de muchos años
de desarrollo. Y no es menos cierto, que la formación
de futbolistas locales, beneficia en gran medida la
integración de las selecciones nacionales. No es por
casualidad que Estados Unidos en los últimos años, ha
disfrutado de una ubicación en el concierto
internacional, que asombra a propios y extraños. Y no
es solo la selección mayor, también la Sub 23, 20, 17,
14 y la edad que sea.
El punto está en el equilibrio. Un par de jugadores
foráneos, siguen siendo importantes, pero ya no son
los que definirán la situación. El actual trabajo de
pretemporada resulta de gran importancia para la
formación del grupo, el conocimiento de los jugadores
con el técnico y éste de la capacidad individual y
posibilidades de cada uno. Cuando un técnico lleva
años en un mismo club, tiene, sin duda, una ventaja
indudable, que desde luego debe ser aprovechada como
corresponde. De que sirve mantener un proceso, con un
mismo entrenador al frente y la mayoría de los jóvenes
que éste ha apoyado, si cada año se está comenzando de
cero. Y es muy raro que un director técnico cambie de
un año para otro su forma de pensar y de parar el
equipo dentro del campo de juego.
La elección de jugadores cuando se le presenta la
oportunidad del sorteo o Draft tiene también una
relevancia que muchos no advierten. El conocimiento
del medio resulta imprescindible para descubrir los
valores que surgen y que de futuro, pueden convertirse
en grandes estrellas. Es allí donde los entrenadores
oriundos del país, muchos de los cuales han dirigidos
en Universidades y Colegios, pueden sacar ventaja, o
quizás debieran tener sus buscadores de talentos, que
a la hora de elegir, les brindaran los mejores datos.
Todos estos factores pesan hoy por hoy en el fútbol
norteamericano. Me sigo entusiasmando con algunos
nombres que llegan del exterior, pero soy conciente
que muchos de ellos solo ganarán trofeos individuales,
mientras que me apasiona ver como día a día, surgen
chicos con condiciones excepcionales, capaces de
alternar en cualquier medio futbolístico mundial, por
más encumbrado que éste sea.
Robert Sierra, compartiendo la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales del MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Si quiere hacerle algún comentario, escríbale a Sierramls@yahoo.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.