El día que emigró el fútbol

Chivas

Alguna vez un observador político me dijo, con motivo de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica entre México, Estados Unidos y Canadá, que no se podía suscribir un acuerdo para el flujo sin restricciones de comercio, trabajo, de especie y monetario, que coarte a la misma vez el traslado humano.


El politólogo en cuestión tenía y tiene toda la razón, pero le faltó incluir al fútbol en su disertación.


Porque a partir de hoy el famoso jueguito se une a la cotidiana actividad migratoria, a la interacción derivada de una frontera tan agujerada como un queso gruyere.


Porque, de pronto, el rebaño se escapa del corral propio y empieza a pastar en la pradera vecina, con todas las connotaciones, implicaciones y complicaciones del caso.


Desde lo deportivo, lo estrictamente futbolístico, lo territorial, lo cultural y hasta lo histórico, con paradas en lo chusco y lo anecdótico.

Aunque Vergara podrá esgrimir que el Movimiento no cruza la frontera, sino que es la frontera la que cruza un sentimiento, una pasión, una forma especial y diferente de sentir y vivir el fútbol, emociones que no tienen límites y que no pueden quedar encajonadas en demarcaciones tan triviales como las de países vecinos.


Además, la penetración que hace el Rebaño a territorio norte bien podría ser una forma simbólica de recuperar lo perdido en las guerras ataviadas con el antifaz del expansionismo, por parte de los estadounidenses, en siglos pasados.


Lo que cedió Antonio López de Santa Ana en 1848 lo recupera Jorge Vergara en 2005 y para ello no puede blandir el empresario algo más sacrosanto y nacionalista que el mexicanismo de las Chivas.


Curiosamente, todo sucede dentro de un proceso expansionista, en éste caso, el proceso natural de crecimiento de un fútbol profesional que asoma a la pubertad y que ambiciona llegar a la mayoría de edad gozando de buena salud.


De una Major League Soccer que quiere dejar las 'barbies' y se prueba el traje de quinceañera para la eventual presentación ante la sociedad futbolera.


Es también una versión futbolera del TLC, un matrimonio balompédico para procrear beneficios en ambos lados del Río Bravo.


Hay quienes podrán verle otras aristas a lo que la liga propone en materia de aumento de equipos para su temporada 2005, por lo desigual de las franquicias debutantes, ésta y la de Salt Lake City, tan dispares como aquellos gemelos que hicieran en el celuloide Danny de Vito y Arnold Schwarzenegger.


Lo que nos lleva a aceptar que hay matrimonios por amor, por conveniencia, por dinero, por bienes separados y otros derivados.


También nos recuerda aquella melodía del brasileño Roberto Carlos con el tema de lo cóncavo y lo convexo.


Porque la convexidad que la liga parece utilizar ante la concavidad de los de Utah, se revierte en el acuerdo con Vergara, quien en éste caso esgrime lo convexo ante lo deliberadamente cóncavo de los del norte, en lo que pareciera ser un simple e inocente juego de la cebollita.


De esa forma el nuevo conjunto angelino navegará por entre los vericuetos de la MLS con un sinfín de concesiones, simplemente, por todo lo que la presencia rojiblanca ofrece a la liga de cara a su futuro, que no luce mal, por cierto, gracias a la saludable tendencia reciente de edificar a tutiplé estadios de fútbol, del fútbol, para el fútbol y de construir nuevos ídolos para el consumo local, como son los casos de Landon Donovan, DaMarcus Beasley, Freddy Adu o Eddie Gaven, para citar a los más recientes.


Chivas, el chiverío, el chivismo y hasta la Chiva-Cola, traen a éste guiso, la sazón, el ingrediente picante. El chile, pues. La salsa, la pimienta y los demás condimentos que harán de ésta cazuela, algo más apetecible.


A algunos les va a raspar el gaznate.


Otros, se van a atragantar y les dificultará la digestión, pero no habrá dudas de que la MLS tendrá más sabor en el 2005.


Rigo Cervántez es un conocido periodista que por más de 20 años ha trabajado con medios de renombre como Televisa y La Opinión. Hoy en día se desarrolla como comentarista en las transmisiones radiales de RadioVisa 830 AM en Los Angeles de los partidos del Los Angeles Galaxy. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer ni de sus clubes.