Echeverría: Más caliente que nunca

Un clásico siempre es una historia aparte porque encierra dos historias, dos sentimientos y dos pasiones.


Estados Unidos y México disputarán este sábado una edición del Clásico de la CONCACAF y sea cual sea el resultado habrá muchos sentimientos que detallar al final de la jornada.


Siempre se ha dicho que Bruce Arena ha tenido la suerte de no tener la presión de otras selecciones y que los resultados adversos no le movían la silla, para esta ocasión los de las barras y las estrellas no pretenden ceder nada en el terreno.


Bajo un silencio que ya se ha hecho habitual en el cuadro de Arena no dejó pistas de su estrategia, ni tampoco alguna duda de que en casa, toca ganar y convencer.


Lo único que se sabe es que su base, por primera vez, sigue siendo de jugadores de la Major League Soccer que podría anotarse un nuevo hit, si la victoria pertenece al cuadro de las barras y las estrellas.


Ahora llega en obligación de desquitarse de su última derrota ante el Tricolor, con la obligación de mantener el dominio territorial que se ha mantenido por décadas y en su calidad de reciente campeón de la CONCACAF.


Además, ambas escuadras llegan por asegurar matemáticamente su calificación al Mundial. Nadie duda que ambos estarán en territorio alemán, pero necesitan certificarlo con número y pasaporte.


Cada uno pone lo suyo. Jared Borgetti ya picó al rival y desafió al equipo estadounidense para que se muestre ofensivo en casa (EE.UU. tiene fama de ser un equipo frío), aunque el más reciente referente reza un 2-1 a favor de México en el Estadio Azteca, en la primera vuelta del hexagonal.


Pero este partido será diferente, porque en suelo "gringo" el Tricolor no gana y ya se ha vuelto un estigma sobre la vulnerabilidad que muestra afuera.


Para el argentino Ricardo Lavolpe este partido es accesible y también podría servirle para que pueda firmar su presencia en Alemania 2006. No porque México aún tenga peligro su boleto, sino porque existió recientemente una corriente que pretendía su retiro del cargo.


Ahora él saca ventaja moral de la situación. Una victoria de visita ante el rival más odiado, le permitiría al argentino regodearse en su ego, cumplir con su promesa de llegar "caminando" a la Copa del Mundo y de seguir haciendo cosas que antes no se hicieron.


Con su archirrival Hugo Sánchez en horas bajas (sus Pumas no ganan, no convencen y son goleados), el entrenador argentino podría convertirse en uno de los pocos entrenadores que en México llega a un Mundial, luego de disputar la etapa de calificación.


Además, ha entrado a un nivel de confianza que sarcásticamente afirmó que si gana en Columbus se retiraría para que sus auxiliares se encarguen de los últimos encuentros.


Por cierto, es de aplaudir la actitud de los jugadores de Estados Unidos y México de donar camisetas en favor de las víctimas del Huracán Katrina en Nueva Orleans. Siempre el fútbol debe hacerse presente para colaborar en los momentos tristes de la comunidad.


Aunque exista rivalidad y demasiada pasión, vale la pena darse una mano para dar una mano.


Cristian Echeverría es reportero del diario
La Opinión
de Los Ángeles. Desde 1994 es reportero de fútbol y ha trabajado para varios diarios en Guatemala y El Salvador, así como para la revista
Don Balón
en sus ediciones de España y México. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o de sus clubes.