América festeja... EEUU crece

Un Brasil sin figuras como Ronaldhino (izq) y Ronaldo no ha sido lo mismo en esta Copa America.

La gran fiesta del continente, el torneo Sudamericano de Selecciones, en la actualidad conocido como Copa América, está casi al final de una nueva edición.


Perú, país que ha organizado el torneo, logró con algunos problemas serios de infraestructura, pero con un gran entusiasmo, darle forma y llegar a una culminación relativamente feliz. Su selección, que aspiraba estar en el podio, ha quedado relegada y los aficionados en gran medida se han visto decepcionados ante tal situación. La historia vuelve a repetirse y una vez, los equipos que casi siempre han estado en la definición, ocuparán los cuatro primeros lugares del certamen.


Pero, qué nos ha dejado esta edición 2004 del más antiguo torneo del continente... futbolísticamente debemos coincidir que muy poco, más allá de algunos valores en el orden individual, quizás en el futuro, llamados a ser verdaderas estrellas de este deporte.


El nivel mostrado por la mayoría de las selecciones participantes, ha estado muy por debajo de lo que podríamos esperar, teniendo en cuenta que casi con las mismas integraciones, salvo algunas excepciones, disputan en forma simultánea, la maratónica eliminatoria tanto de Sur como de Centro América, rumbo al mundial de Alemania 2006.


En general los resultados confirmaron con marcadores a favor y en contra, la paridad que se está dando entre gran número de los participantes, lo que de ninguna manera significa progreso, ejemplo Venezuela y Ecuador, sino admitir que Uruguay, Paraguay, Perú, Chile, Bolivia, México e incluso Colombia, no pasan de un rendimiento discreto, algunos favorecidos en cuanto a los resultados en función casi exclusiva de la fortuna que los ha colocado frente a rivales muchos más accesibles que otros.


Argentina es quizás la única selección con un sistema táctico renovador, moderno, con aspiraciones, no ya de ganar un torneo, sino de mirar hacia un futuro internacional con buenas perspectivas, y en ese aspecto, hay que darle la derecha al entrenador Marcelo Bielsa, cuestionado por la mayoría de los aficionados locales, sin haber hasta el momento logrado un gran triunfo con la albiceleste, pero cuyos equipos tienen un toque de distinción muy característico, que no puede desconocerse. Su equipo, gane o pierda, juega hoy por hoy a otra cosa y ha sido reconocido incluso por los propios rivales que le ha tocado enfrentar.


Brasil no cuenta en este torneo con sus principales estrellas y evidentemente no es lo mismo un equipo con Cafú, Roberto Carlos, Ronaldo, Kaka, Ronaldhino, etc, que con Edu, Luis Fabiano y los chicos de este grupo de Carlos Alberto Parreira. De todos modos, los brasileños son fieles a su estilo y muy poco se apartan de él, más allá de dejar siempre la duda, hasta dónde su temperamento es capaz de secundar a su gran capacidad técnica.


Es lógico pensar, por encima del entusiasmo colombiano o de la entrega total de los uruguayos, que entre Argentina y Brasil estará el merecido campeón de un torneo, que servirá sólo para aumentar los números y que pasará sin pena ni gloria.


Y mientras vemos religiosamente el mismo panorama, año tras año, torneo tras torneo, el devaluado fútbol del Sur y Centro América con su misma lentitud y carencia de ideas, el revolucionario fútbol norteamericano avanza a pasos agigantados, quizás aún sin el entorno que le hace falta, o sin la cantidad de jugadores dotados con la habilidad técnica que desde su nacimiento tienen los anteriores, pero con la inteligencia suficiente para estudiar cada detalle y en poco tiempo ir camino de convertirse en una potencia a nivel internacional.


Muchas veces hemos hablado del estilo que se practica en los Estados Unidos. Ni mejor, ni peor, simplemente diferente al que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados, pero con un porcentaje de éxito asombroso, si tenemos en cuenta que la única Liga realmente profesional está recién en su novena temporada y aún le resta implementar una infraestructura deportiva que hable de ascensos, descensos, divisiones inferiores, etc. para estar en igualdad de condiciones con las más importantes del mundo. Si estudiamos como se practica el fútbol en los Estados Unidos, jugando nada más que en la temporada de verano y miramos la ubicación de su selección en el discutido ranking de FIFA, pero ranking al fin, tenemos que admitir que asusta ver cómo continúa una marcha ascendente que, por lo visto no tiene límites.


Sin ir más lejos, el próximo 31 de julio, en oportunidad de la fiesta grande de la MLS, que significa el Partido de las Estrellas y haciendo un repaso de los nombres que estarán presentes, Valderrama, Etcheverry, Cienfuegos, Wynalda, Ramos, Meola, Jones y hasta Bora Milutinovic, también tenemos que coincidir que estar en el estadio Robert Kennedy de la ciudad de Washington ese día, entusiasma al más pesimista de los aficionados... no le parece?


Robert Sierra, quien comparte la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales de MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer ni de sus clubes.