Una respuesta divina

Hay un viejo adagio popular que reza: "a quien no quiere caldo se le dan dos tazas". Parece que a la FIFA esta vez la curiosa divinidad tan criticada por ellos les sigue jugando extrañas situaciones. Kaka, la brasileña imagen del fútbol y el más fiel defensor de Jesucristo en la tierra desde las canchas de fútbol, fue elegido como el mejor futbolista del mundo sólo 24 horas después de haber marcado uno de los cuatro goles con los que el AC Milán fulminó a Boca Juniors en Yokohama, Japón, en el marco del Mundial de Clubes. Sorteando las mas "crueles" recomendaciones de FIFA, el atacante de 25 años se levantó su camisa y exhibió con orgullo "pertenecer a Jesucristo".


La máxima entidad del balompié profesional ha intentado por todas las vías legales detener a los futbolistas creyentes para que no utilicen el deporte para pregonar sus muy espirituales propósitos. Por ahora, le ha resultado imposible porque, a mi modo de ver, a nadie agrede una leyenda de esa naturaleza, por más que pertenezca a otra religión o, en el peor escenario, no sea creyente o mejor llamado ateo.


Desde lo estríctamente futbolístico, lo de Kaká no tiene la más mínima discusión por el momento que atraviesa el jugador y por la abierta sencillez que expresa su lenguaje - tanto verbal como corporal - fuera y dentro de la cancha.


Hoy, Kaká es el mejor del mundo y dentro de un año la lucha será encarnizada con la "Pulga" Messi, que muy rápido asciende escalones hacia los altares del fútbol, también como producto de su jerarquía deportiva. El ariete del Barcelona no le dedica nada a Dios, pero sí tiene expresiones muy puntuales con dedicatorias especiales a su amigo Ronaldinho, quien por estos días vive la más triste pesadilla de su carrera.


Volviendo a la FIFA y a su insistente recomendación sobre el uso de avisos en las franelas interiores, la entidad puede cerrar el asunto prohibiendo avisos de orden comercial o político en ese tipo de prendas. Con eso es suficiente. De esa manera, cuida sus muy consentidos intereses económicos y de paso no se involucra en temas que sí crean controversia como los políticos. Es curioso el discurso del brasileño Kaká en la gala de la FIFA al recibir el premio y hacerlo con un pasaje bíblico que generó todo un rictus de fastidio entre los más ortodoxos miembros de la rectora futbolera.


¿Será exceso de autoridad, será recomendación de alguien en especial, será cierto lo de la airada protesta del mundo musulmán o cuál será la verdadera razón por la cual la FIFA se empecina en pelearse con los atletas de Jesucristo?


¿No seria más conveniente que la entidad concentrara toda esa energía en lograr los objetivos que el pasado domingo se propuso luego del comité ejecutivo de Tokio en donde promete profesionalizar el arbitraje, trabajar en la tecnología para detectar los goles fantasmas que se usó por segunda vez (ahora sí con éxito) en el Mundial de Clubes y, aparte de ello, en investigar a fondo las verdaderas implicaciones médicas de jugar en la altura, pero sin perseguir objetivos geográficos como hoy lo están siendo La Paz, Quito y Cuzco, por sólo mencionar algunos de los afectados?


En eso debería concentrar su atención la FIFA y no en pelearse con la universal libertad de credos que tiene el ser humano, porque habría que recordarle a la entidad que desde su interna comercial misma ha generado con el tiempo esa curiosa doble moral de no fumar, pero sí beber.
Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.