La gloria vuelve a esquivar al Revolution

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Si uno se pusiera a analizar todos los resúmenes de prensa acerca de la temporada 2007 del New England Revolution, la gran mayoría seguramente se enfocaría en su tercera derrota consecutiva en la Copa MLS. Sin embargo, esta fijación negativa por parte de los medios deportivos inmerecidamente pasa por alto los méritos de una sólida campaña futbolística que tuvo más éxitos que decepciones.


Resulta facílisimo caer en la trampa fatalista cuando se trata del cuadro de Steve Morrow y su notorio desmoronamiento en cuatro de los últimos seis finales de liga. Empezando con el gol de oro de Carlos Ruiz en la máxima cita del 2002 hasta el frentazo de Dwayne de Rosario que selló una nueva corona para el Houston Dynamo, los Revs parecen condenados a fracasar a la hora de convalidarse con un campeonato.


Se suponía que esta vez sería la vencida para New England. Inspirados por el primer título de su historia, tras conseguir la U.S. Open Cup a comienzos de octubre, los Revs llegaron al Estadio RFK para reeditar la final del 2006 ante el Dynamo con la confianza por las nubes. Su fe aumentaría aún más cuando Taylor Twellman abrió la cuenta en la fracción inicial con un cabezazo.


"Jugamos un gran primer tiempo", opinaría después Nicol. "Fuimos al descanso con la ventaja y estaban todas las condiciones dadas para triunfar". Al fin y al cabo, la Máquina Naranja reaccionaría con un par de goles en el complemento para vencer 2-1 y alzar la Copa, nuevamente en desmedro del Revolution.


Sin embargo, tal como ocurrió las tres veces anteriores, la gloria emelesera volvió a esquivar al Revolution.


"Hicimos los cosas mejores en esta oportunidad, aunque eso no sirve para suavizar el golpe de la derrota", se lamentó el defensor Michael Parkhurst. "No se puede describir con palabras cómo se siente perder de nuevo. Uno se pregunta, ¿'alguna vez tendremos suerte'? Nos sentíamos capaces pero, por alguna razón, no se pudo".


Según Nicol, la final contra Houston fue un duelo calcado a su debut en la temporada 2007 frente al Chicago Fire.


"El primer y el último partido fueron iguales. Perdimos en el Toyota Park a pesar de haber superado a nuestro rival sobre el campo de juego. Lo mismo ocurrió en la Copa MLS. Sencillamente, el resultado no nos acompañó", argumentó el adiestrador.


Tras caer por la cuenta mínima en la fecha inaugural, los Revs hilvanaron una racha invicta que duró siete partidos.


"Además de puntos, nos motivó para encarar el resto de la competencia", aseguró Parkhurst. "Fue un gran comienzo para nosotros. Nunca conviene empezar mal. Ahí es cuando los jugadores se ponen a recriminarse mutuamente".


De hecho, mejor imposible era el ambiente dentro del camarín de New England cuando llegó el descanso del Partido de las Estrellas a mediados de verano. Nicol, quien dispuso de los revolucionarios Parkhurst, Shalrie Joseph y Matt Reis, guió a los máximos exponentes de la liga en el trinfo 2-0 sobre el bicampeón escocés Celtic FC.


Tras el corto receso de la actividad, el D.C. United agarró fuerza y se encumbró a la cima de la Conferencia Este, dejando al Revolution en el segundo lugar, justamente donde terminaría cuando se acabó la temporada regular.


A juicio de Nicol, sus pupilos no pudieron rendir al 100 por ciento debido a los múltiples desafíos que enfrentaron durante la segunda mitad del año.


Junto a sus obligaciones con la liga, el éxito de los Revs en la Copa Abierta agregó tres partidos adicionales a su calendario, todos victorias frente a equipos de la United Soccer Leagues (Rochester Raging Rhinos, Harrisburg City Islanders y Carolina Railhawks, respectivamente).


Aunque significó que Nicol y compañía no pudieran dedicarse por completo a la MLS, dichos compromisos le permitió al club sumar la primera estrella de su historia.


Pat Noonan y Twellman marcaron sendos tantos y Wells Thompson anotó el del campeonato a los 57 minutos de juego para el 3-2 sobre el FC Dallas en la Gran Final del torneo de fútbol más antiguo de los Estados Unidos.


A pesar de que no puede compararse con la Copa MLS, para Parkhurst, la U.S. Open Cup igual les sirvió de consuelo a él y a sus compañeros.


"Fue muy especial para nosostros, sobre todo para la organización. Para cada partido alineamos con nuestros titulares. Queríamos ganar el doblete".


La conquista de su primer trofeo también marcó el inicio del deterioro de una zaga prácticamente invencible hasta ese entonces. En los tres pleitos emeleseros siguientes a la final de la Copa Abierta, los Revs encajaron siete goles.


"Nos sorprendió", reconoció Parkhurst, el Defensor del Año de la MLS. "Fuimos consistentes durante gran parte de la temporada. Hubo partidos en casa contra Kansas City y Houston (ambos concluyendo empatados a tres) donde recibimos bastantes goles, pero nada más. Sin embargo, hacia el final del año, era como si la defensa hizo agua. Fue extraño".


Parte de la culpa recae en los mediocampistas, quienes tuvieron serios problemas para mantener el control del balón y administrarlo bien. El chiva expiatorio terminó siendo Andy Dorman, cuyo estilo zigzagueante no encajó bien con la filosofía zonal que predica Nicol. Tras estar desde la partida en 61 encuentros consecutivos para los Revs, el volante inglés fue relegado al banco de suplentes el 6 de octubre en Chicago frente al Fire.


"Cuando Andy marca goles, tiene que jugar. Sin embargo, si eso no ocurre y no se desplaza en los lugares indicados, el sistema no funciona y hay que realizar cambios", se justificó el DT.


Para rectificar la ausencia de Dorman en el sector medio, Nicol colocó al polifuncional Steve Raston en su puesto.


"Me han utilizado en varias posiciones", comentó Ralston sobre la modificación. "Me demoré un poco en acostumbrarme pero haría cualquier cosa por el equipo".


Curiosamente, el supuesto retoque no pagaría dividendos inmediatos, con el club perdiendo dos de sus últimos tres partidos de la campaña regular. No obstante, Parkhurst sabía que la experiencia del plantel ayudaría a enmendar el rumbo durante la Liguilla.


"En la recta final le dimos vuelta al asunto. Sabíamos que estábamos obligados a blanquear a nuestros rivales en la postemporada".


Eso mismo hizo el Revolution frente a los Red Bulls y Chicago en la Semifinal y la Final de la Conferencia Este, dependiendo además de la magia ofensiva de Twellman, quien contribuyó un par de goles, inclyendo una chilena de antología versus el cuadro rojo, para avanzar a la Copa MLS.


Sin embargo, todo el mundo sabe como terminó la película de los Revs en el Estadio RFK el pasado 18 de noviembre.


"Todavía no han sanado las heridas", confidenció Ralston, aunque "por lo menos podemos enorgullecernos por haber llegado a tres finales al hilo".


Muchos "expertos" sencillamente dan por descontado que el Revolution jamás logrará dar el gran salto, basándose principalmente en su último tropiezo en la capital estadounidense. No obstante, Ralston rechaza de plano cualquier aseveración que insinúe que el club está acabado.


"Creo que todo esto nos ha fortalecido aún más. La gente insiste que no somos capaces de ganar el gran partido, pero hemos ganado varios partidos importantes. Hemos estado en la Final de la Conferencia Este durante los últimos seis años. No veo porqué no se puede repetir".


Dejando de lado el orgullo, el mayor habilitador en la historia de la liga igual aceptó la posiblidad de que tal vez haga falta un jugador especial para "completar el puzzle, aunque eso depende del cuerpo técnico".


No hubo que esperar demasiado tiempo para ver cambios dentro del plantel. Primero, los San Jose Earthquakes adquirieron a James Riley en el reciente Draft de Expansión y luego Nicol optó por dejar en libertad a Marshall Leonard, luego de que el zaguero no pudiera volver a su plenitud física tras sufrir una grave lesión en su tendón de Aquiles. Además, todavía no se resuelve la situación contractual de Avery John, aunque los entrenadores han expresado su deseo de que el trinitense continúe en la organización.


Uno que definitivamente no vuelve es Dorman, quien prefirió buscar nuevos aires.


"Le ofrecimos un buen contrato y lo rechazó. Quiso volver a Inglaterra. Fue un gran jugador para nosotros y le deseamos todo lo mejor del mundo", declaró Nicol.


Hace poco, el adiestrador escocés y su asistente Paul Mariner viajaron a Argentina por dos semanas para observar de cerca a posibles refuerzos.


"La idea es siempre mejorar lo que uno tiene. Queremos anotar más goles. Queremos tener mejor posesión del esférico. Queremos una defensa más sólida. En fin, lo queremos todo", proclamó el DT.


Si no resulta lo de Sudamérica, sigue vigente la opción de descubrir un talento desconocido en el SuperDraft, donde Nicol ha tenido buen ojo en el pasado, incluyendo las selecciones de Abe Thompson y Adam Cristman en el proceso anterior.


Sean quienes sean las nuevas incorporaciones, Parkhurst desea que se mantenga la base del equipo que ha logrado tantas cosas en los años recientes.


"Espero que la buena química entre el grupo siga igual. Lo pasamos muy bien jugando juntos".


Kyle Mccarthy colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.