Houston goza la "Dynastia naranja"

Joesph Ngwenya paso de promesa a realidad cuando se puso la casaca naranja.

Dos sorbos de la Copa MLS en dos años consecutivos representan con grandeza el fruto del sacrificio y la abnegación del Houston Dynamo. Dos títulos que ratifican el concepto que el fútbol profesional llegó a la Ciudad Espacial para cimentar una estructura sólida e infranqueable.


Los ecos de la celebración todavía se escuchan en los corrillos deportivos, en donde llegan a la conclusión que el Houston Dynamo se ha constituido en la estrella más representativa del deporte profesional. El hecho de haber repetido la faena en el 2006, y cuando muchos no tenían incrustado en su corazón, esa arrolladora pasión de color "Naranja", hace mucho mas grande la proeza. Esa pasión que ha enloquecido a muchos y que hoy se ha extendido por todos los rincones y que con ahínco grita: "Yo si le voy al Naranja".
Del teléfono del presidente Oliver Luck no para de sonar, las felicitaciones provienen de todas partes en donde el impacto hace sonar campanas.
"La felicidad que nos arropa es indescriptible, este equipo fue hecho para ganarlo todo, y por eso estoy orgulloso de todos los que han puesto su granito de arena para hacer posible este nuevo logro. Especialmente el cuerpo técnico y el grupo de jugadores, quienes de verdad se llevan todos los honores", expresó el presidente.

"Este fue un año largo de grandes momentos. Estuvimos compitiendo en la CONCACAF, SuperLiga y por supuesto el torneo local. Fue desgastante, pero como dije al inicio del año, para ganarlo todo hay que aspirar a todo. Por ahí hubo momentos duros durante el torneo, pero nos fuimos levantando y aunque no pudimos ganar el Oeste, sabíamos que el título era para cualquiera", concluyó.


El cuadro texano ha dejado bien claro que todo proceso entrega los mejores frutos siempre que esté bien dirigido y que tenga la continuidad necesaria para su desarrollo. Y el equipo Naranja en un indeleble ejemplo sin tener la oportunidad de manejar grandes chequeras, pero si dejando claro que las inversiones deben hacerse acorde a las necesidades y no solamente por invertir.
Contra viento y marea el técnico Dominic Kinnear mantuvo su filosofía y conceptos en lo que a la conformación del equipo se refiera. Hoy se destaca su firmeza al momento de referirse a que su equipo no tenía necesidad de llevar a un jugador franquicia, ya que "tenía todo lo que necesitaba para ser campeón".
Con un juego colectivo impresionante y un corazón a prueba de desventajas, el Houston es un justo bicampeón y la muestra de que puede construir una dinastía en la liga, al más puro estilo del D.C. United en los principios de la MLS.
El "Mago" Kinnear se lleva todas las ponderaciones luego de rescatar a varios jugadores de rendimiento medio, para luego convertirlos en piezas importantes en la nueva "Naranja mecánica". Jugadores como Joseph Ngwenya y Nate Jaqua, a quienes hoy se les brindan los más calurosos aplausos.
La euforia y la celebración del segundo campeonato han tocado la sensibilidad del gobierno de Houston. El proyecto de construir un estadio para el Dynamo ha tomado gran fuerza. El alcalde Bill White y los concejales de turno se manifiestan motivados para sentarse a la mesa con el presidente Oliver Luck y comenzar a concretar el proyecto que haga realidad una petición de una amplia afición contagiada con de la "Fiebre Naranja".
Por el momento la directiva del equipo de Houston no se pronuncia en cuento a la llegada de otros jugadores. "Ese tema esta en manos de Kinnear, en los primeros días del mes de enero no reuniremos para elaborar el nuevo plan, sin descartar la posibilidad de traer dos o tres jugadores", terminó diciendo el presidente campeón.
Carlos Mojica colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.