Hasta siempre, Cobi

Cobi Jones levantó los brazos al viento, suspiró y contuvo el llanto. El semblante del hombre de hierro se quebrantó con el cariño de la gente, pero no alcanzó para doblegar su espíritu indomable.


El Home Depot Center grabó una imagen memorable la noche del jueves, 18 de octubre del 2007: el eterno Cobi disputando lo que pudo ser su último partido de liga en casa en la MLS, peleando hasta el último minuto y corriendo hasta el último centímetro.


Sentimientos a flor de piel. No cabe duda que el pasado no tiene futuro y que en el fútbol cualquiera perdona, menos el tiempo.


El jugador de los pelos rizados se despidió de la que fuera su familia por los últimos doce años y sintió el apoyo de sus compañeros de equipo, que vistieron el número 13 en el preámbulo del juego.


Paul Caligiuri, Eric Wynalda, Clint Mathis, Bruce Arena y el mismo Alexi Lalas, con el que Jones compartió cancha antes de que se convirtiera en su jefe, le dieron un merecido homenaje al que fuera capitán, líder y últimamente ícono del Galaxy.


Jones sabe que el futbolista es el único ser humano que muere dos veces: cuando se retira y cuando deja de vivir. Aún cuando las personas le pedían un año más y el jugador amenazara con un "ya veremos", quedó de manifiesto que su homenaje habla de una página cerrada en el club.


Ayer el jugador lo comprobó. A expensas de lo que suceda este domingo en Chicago, el veterano elemento pudo haberle dicho adiós a la actividad oficial en el templo del fútbol de California.


Todos reconocieron al guerrero de mil batallas. Todos reconocieron que este jugador se llevará el gusto de haber jugado tres Copas del Mundo y unos Juegos Olímpicos, de haber alzado dos Copas MLS, un par de Copas Abiertas Lamar Hunt y la Copa de Campeones de la CONCACAF, de haber sido el único jugador que permanecía desde el génesis del equipo en 1996.


Aunque a veces pasaba de los amigos a los enemigos en un segundo, nadie puede dejar por un lado que Cobi fue un ganador, pero sobre todo un amante de la institución galáctica.


Quedarán grabadas todas sus rabietas con la selección de Estados Unidos, sus momentos tristes con el Galaxy, las broncas con sus marcadores, o bien su imagen de chico malo que inspiraba respeto.


Cobi fue el jefe del vestidor por doce años, los mismos en los que vio desfilar técnicos, presidentes y un sinnúmero de jugadores. Bajo sus retinas se tejieron un sinnúmero de hazañas, de sinsabores, de alegrías y de tristezas.


Será difícil ver al Galaxy sin Cobi, porque cada uno era complemento del otro. Ahora al jugador lo esperan otros retos, quizá como un entrenador de ligas menores, como había anunciado recientemente.


Lo cierto es que para concluir su capítulo dentro del terreno de juego, Cobi Jones abrió la ruta al mito.


Cristian Echeverría es reportero del diario La Opinión de Los Ángeles. Desde 1994 es reportero de fútbol y ha trabajado para varios diarios en Guatemala y El Salvador, así como para la revista Don Balón en sus ediciones de España y México y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.