Mientras Sven-Göran Eriksson comienza sus tareas como técnico del seleccionado mexicano, dedicándole minutos a Cuauhtémoc Blanco, siguiendo sus partidos de la MLS para sacar sus primeras conclusiones, Europa vive con la intensidad de un gran evento su torneo continental, y después de lo visto, nos entrega las imágenes iniciales de un campeonato que pareciera querer dibujar algunas sorpresas, aunque la verdad, por lo visto hasta ahora, la dinámica arrolladora de Holanda es la única que con España nos deja entrever algo de fútbol atractivo en el torneo.
Holanda, primero por haber sorprendido a Italia. No al cronista, a Italia, que como siempre jugó a querer esconderse aferrado a la vieja escuela del "catenaccio" y el rival fue más rápido para tomar el balón, dictar sus condiciones y atacar con una rotación endemoniada, que antes de la media hora ya le había encajado dos goles al pobre Buffon, igual número de los que recibió durante siete partidos en el pasado Mundial de Alemania 2006. Van Basten, fiel a la escuela holandesa de hacer ver bien el futbol "tulipán", jugó generando espacios y proponiendo el partido con Kuyt y Sneijder en su mejor momento, abriendo la cancha y aprovechando la mentalidad goleadora por naturaleza de Van Nistelrooy, pero sin olvidar los detalles que pudieran ser menores de como recuperar delante de la zona y como convertir un equipo de 11 en un colectivo de 14 con siete atacando, pero igualmente siete defendiendo.
Italia quiso vivir de sus recuerdos y se entregó al trabajo de Pirlo, que no pudo ser eficiente ni concreto, y mucho menos efectivo fue el rendimiento de Camoranesi. Gattuso, siempre fuerza más que talento, desnudaba problemas de recuperación y exponía a Materazzi demasiado en un fondo que hacía mucho tiempo no se veía tan medroso en un equipo italiano. El ataque no existió, y el gigante Toni pasó la noche desvelado por el resultado y por su inoperancia. Al final ganó Holanda, y muy bien, con tres goles legítimos que invitan a más de uno a leer de verdad un reglamento y especialmente en el tema específico de la Ley 11 (fuera de juego).
En síntesis, la Euro hasta ahora no depara sorpresas y la lógica parece campear en los resultados de Alemania por su triunfo sobre Polonia sin demasiado esfuerzo, y fiel a la mentalidad germánica de no renunciar al fútbol vertical, mientras que la gran novedad de Cristiano Ronaldo en el grupo portugués pasó futbolísticamente desapercibida con un equipo lusitano, que si bien es cierto ganó en su debut ante los turcos, no fue el gran equipo que anunció Scolari antes del campeonato. Eso sí hay que darle algunos minutos de más a este Portugal para que tenga la oportunidad de "sorprendernos" gratamente con su estructura y sus individualidades.
Francia fue en su debut ante los rumanos la más clara señal de ineficiencia ofensiva, y fácilmente se dejó enredar por el rival, que al final celebró el empate, mientras que "les bleus" abandonaron la cancha con la cabeza baja y el orgullo herido. Muchos toques, caras nuevas, pero inoperantes, Henry lesionado, Anelka siempre con cara de nada y el gran Ribéry intentado por todos lados buscar una rendija por donde filtrar su calidad y uno que otro balón. Así imposible. La vieja cortina de Hierro se hizo presente en la amarilla Rumania, que sintiéndose el más inferior de su grupo asistió al examen con la clara intención de mortificar a la gran aristocracia de la Euro.
Con este paisaje, Eriksson sigue trotando por las calles de Chicago o Nueva York en búsqueda de respuestas, las primeras que le indiquen porqué aceptó el reto llamado México, y al que siguió de cerca frente a Argentina y a Perú. Quizás si lo hubieran dejado en Inglaterra estarían en Austria y Suiza cantando fútbol como los demás.
Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.
