De una u otra forma influye y se siente en Estados Unidos lo que política o futbolísticamente ocurra en México y mientras en estos lares revisábamos cómo se maneja la posibilidad de nuevo técnico y la baraja de candidatos con los que se espera negociar de cara a un futuro cercano, en México la tarea se hace parecida por el abanico de candidatos, pero totalmente distinta en su procedimiento y allí influida abiertamente por el mandato de las televisoras y sus intereses en el inmediato futuro.
Se cambió de directiva y se nombró a un hombre de aparente bajo perfil como Justino Compeán quien desafortunadamente al comienzo deja la sensación de ser hábilmente digitado por el poderoso grupo Televisa, pero que con el paso de los días también muestra rasgos de independencia administrativa cuando se conoce que por él, se busca un técnico como Marcelo Bielsa en primer término o como Américo Rubén Gallego en segunda instancia. Ese hecho de por si, habla de autonomía de voluntad y de comportamiento (si no es un sainete montado) para ejercer independientemente del "imperio" que maneja Emilio Azcárraga Jan quien quiere a toda costa que el seleccionador nacional sea el muy "mediático" Hugo Sánchez.
Hugo ya subió al escenario del presente mediante un nombramiento como director técnico del Necaxa, pero deja dudas ese movimiento que presume en algunos sectores ser usado más como trampolín hacia la selección que como servicio real para los Hidrorayos. Y por supuesto que cuando a Hugo se le preguntó sobre el tema tronó la primera tormenta del técnico en este su nueva etapa como estratega en el fútbol mexicano.
Es bien claro que Hugo polariza y quien no piense como él es enemigo del pentapichichi que de inmediato lo lleva a su lista negra y empieza a ser tildado de segundón y de mediocre. Hugo nunca entendió que el ser humano tiene abierto derecho a disentir y con esos códigos a ultranza maneja su vida y sus respuestas cayendo en un mar de imprecisiones cuando responde no por falta de capacidad, sino por el peregrino hecho de defender tesis antiguas que pareciera fueran diseñadas por el enemigo.
Así fue la vida de Hugo en los pasados cuatro años, en donde no sólo se amargó la existencia sino que se la amargó a Ricardo Lavolpe y al fútbol de México que polarizó y llevó a extremos de los que aún no se repone por culpa de esas peleas contra lo inexistente y contra teorías obsoletas en lo histórico, en lo social y en lo deportivo. Cayó Hugo en la megalomanía, en la xenofobia y hasta en la paronia porque sentía que la mitad del país futbolístico y periodístico lo perseguía.
El silencio intentó curar heridas y el quedarse callado generó un clima de paz que dejó de serlo en una semana con su postura en escena dirigiendo al Necaxa. Ojalá ahora Hugo haya aprendido de sus propios errores y maneje la prudencia de sus actos y respuestas. Que se limite a trabajar en lo que verdaderamente sabe y en lo que todos le respetamos: el fútbol. Que vuelva a ser el director técnico exitoso que fue en Pumas y que si sigue con Encasa sume satisfacciones y puntos que lo ameriten para pensar en la selección. Como deber ser y sin querer a punta de verso y grosería pasar por encima de los demás. Condiciones tiene y de sobra y parece que ahora con es te respaldo llegó el momento de demostrarlas con hechos y no con palabras. Si llega a ser el técnico de México, bienvenido. Ahí se acabaría la época de las críticas a los demás para sentarse en la anhelada silla que siempre soñó y demostrar todo lo que de los demás siempre exigió.
Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años de Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta, El Tiempo Latino de Washington y HOY en Nueva York, Chicago y Los Ángeles y colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.