Cada año la discusión se convierte en mas metódica y sugiere aristas más analíticas que emotivas cuando desde Europa se lanzan los nombres del Balón de Oro, ese que hace más de medio siglo entrega la revista France Football, y el nuevo galardón que también anualmente otorga la FIFA en su gala decembrina. Este año hubo una generosa coincidencia de nombres si tenemos en cuenta que estos actores son elegidos por diferentes gremios. El de France Football es nombrado por los periodistas especializados del viejo continente que hoy por hoy entendieron una liberal apertura que permite que el Balón de Oro sea ganado por el mejor futbolista del mundo a juicio de los entendidos, mientras que el futbolista del año de la FIFA lo asignan los directores técnicos y los capitanes de las selecciones nacionales de cada país afiliado a la entidad.
Lo cierto es que tanto Kaká reciente ganador del Balón de Oro como Messi y Cristiano Ronaldo coinciden en el podio de los dos eventos y eso de por si ya unifica criterios de apreciación en un año en el que el brasileño arrasó en todo y de ahí el resultado de la elección entre periodistas. No solamente se revisan los criterios técnicos individuales de cada jugador, sino su aporte al colectivo de su club y de su selección nacional. El brasileño es un súper jugador, maduro y frió en el terreno, que con sus 25 años pareciera que tuviera más a la hora de encarar compromisos dentro del campo.
Es quizá en ese rubro donde marco diferencias con respecto a Messi y Cristiano Ronaldo. Kaká lo gano todo en el año con el Milán en casa y en Europa y también fue el soporte de su selección cuando asistió a los compromisos, porque recordemos que también fue un notable ausente de la selección brasileña que gano la Copa América el pasado verano. Aun con esa falla creo que el mundo crítico del fútbol lo siguió viendo como el mejor en el año. Inclusive unas recientes declaraciones de Diego Maradona en Buenos Aires respaldaban la elección del brasileño, que no solo es una gran jugador sino parece que un gran señor.
Pero el camino al Olimpo pareciera tener otro protagonista elegido por los Dioses y que ya se acerca a las finas apetencias de los más entendidos. Lionel Messi, ese chico que en solo 18 meses como titular en el Barca se ha encargado de hacer correr tinta extra en los diarios europeos y que por su manera de jugar nos recuerda el descaro de aquel Diego Maradona que hechizaba al mundo en el comienzo de los ochentas. Messi es fútbol en esencia. Me gustaría equivocarme y ojalá ganara eljugador del año de la FIFA, pero creo su juventud por ahora pareciera ser su peor enemigo para este trofeo, enemigo que dentro de un año futbolero será claramente superado y será entonces cuando aparezca en la cúspide el niño Rosarino que jamás jugo como profesional en la Argentina y que se hace para el fútbol desde la catalanas filas del Barcelona.
Pero cuidado. El Barcelona pareciera que entro en un peligroso cono de sombras que podría afectar a Lionel en su arrollador paso hacia el cielo de los futbolistas. El protagonismo futbolero de España se eclipsa con el incontrolable flujo de dinero extranjero que se invierte desde Estados Unidos y Rusia en la Premier League y aparte de ello en el repunte saludable del calcio italiano ahora más que nunca representado por el Milán, el Inter y la Juventus en el panorama internacional. Hay que ser bueno, pero también hay que ganar para ser elegido y esa falta de éxitos quizá fue la gran razón para que en esta ocasión Messi le cediera alguna parte de sus votos al brasileño Kaká. En el Olimpo solo hay dos: Pelé y Maradona, luego en los altares figuran nombres como Beckenbauer, Cruiff y Platini. ¿Pasará de largo Messi camino al Olimpo? Los próximos 365 días tienen la palabra.
Ricardo Mayorga, ha sido comentarista por doce años para cadenas como Telemundo, Univision y Telefutura en Estados Unidos además de periodista sindicado de radio y columnista de periódicos como Triunfo en Atlanta y El Tiempo Latino de Washington. Mayorga colabora con sus artículos en MLSnet.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.
