El eterno problema de los árbitros

Por supuesto que no es un tema exclusivo del fútbol norteamericano, mucho menos de la MLS, que ni siquiera tiene la responsabilidad directa sobre los jueces. Pero vaya si es un problema. Cuando nos acercamos a la definición de otra temporada, la actuación en general, de los conductores de los encuentros, ha dejado, por lo menos en mi retina, un claro saldo negativo. Con los encuentros que definirán ambas Conferencias por delante y más aún, con la Final de la Copa MLS 2005 a la vuelta de la esquina, el tema vuelve al tapete y cobra más importancia que nunca.


En opinión de quienes están en este país más cerca de este gran problema, se está trabajando bien, con un grupo selecto que mejora día a día. La realidad no es esa. Podríamos citar varios encuentros, en los cuales los árbitros han sido decisivos con fallos equivocados para definir el encuentro. Como el enfoque intenta ser constructivo, no vamos a dar ni nombres, ni citar hechos concretos, que de todos modos mantenemos en carpeta, pero es urgente una revisión y sobre todo, estar claros en las designaciones para los compromisos que se avecinan.


No es nuevo, por supuesto, que hay jueces para cada partido. Ha sido así en toda la historia de este deporte a nivel mundial. No todos tienen las mismas condiciones para encarar situaciones difíciles, especialmente cuando se trata de encuentros finales, razón por la cual, no se pueden mezclar en un bolillero los nombres y apelar a la fortuna.


Queda claro que no estamos hablando de falta de honestidad, ni siquiera de falta de capacidad, el tiempo lo dirá, pero sí de la necesidad de una mayor preparación y de manera especial de experiencia. En algunos casos, creemos que existe dualidad de criterios para la aplicación del reglamento en situaciones similares. Sobre ello deben trabajar los instructores, que, por lo menos yo, no conozco, como tampoco la forma que se trabaja con los responsables de la definición del trabajo de todo un año de los clubes y sus técnicos.


Se ha insinuado en alguna ocasión que no es posible exigir mejor rendimiento a los árbitros, dado que no son funcionarios a tiempo completo. En realidad, me parece una explicación demasiado simple, en un medio que intenta ser profesional en todo. Si es necesario colocar un suelto tiempo completo, para un grupo reducido de jueces de primera, como debe ser, habrá que buscar los recursos para que así suceda. Pero es impostergable asegurar un correcto desempeño en lo que resta de la temporada.


En algunos casos la situación es todavía más grave. Queda siempre la sensación que se protege muy poco a los escasos habilidosos con que cuenta el medio. Ni qué hablar de la aplicación de la ley de ventaja y no nos olvidemos las tarjetas, que cada juez saca a su criterio y cuya acumulación de amarillas, por ejemplo, lleva a suspensiones que perjudican directamente a los equipos. La correcta aplicación de la ley del fuera de juego, que no es responsabilidad directa del árbitro principal, sino de sus asistentes, es otro tema en el que hay que trabajar mucho. Y podríamos seguir con las infracciones dentro del área, penales que se cobran y otros que se dejan pasar por alto en jugadas exactamente iguales. Y las conversaciones, jueces que se dejan poner las manos encima, otros que las ponen sobre los jugadores, generando todo tipo de irregularidades que por supuesto, están penadas en el reglamento de la FIFA. Bueno, claro está, si la Federación Norteamericana (U.S. Soccer Federation) maneja el mismo criterio que el organismo rector del fútbol mundial.


Es posible que parte de la culpa en los arbitrajes irregulares sea nuestra. Sí, de los periodistas, que con temor de ser destructivos, aprendimos a callarnos la boca y por consiguiente, hacer más daño que llamando las cosas por su nombre. Y no sirve, que los jugadores no puedan hablar de los jueces, dado que de lo contrario serán sancionados. En el país de la democracia absoluta, es poco lógico que se pueda reaccionar de esa forma.


Desde luego que no todo es malo. No son muchos, pero hay algunos buenos jueces. Lo importante es saber quiénes son, no equivocarnos dando premios que ningún aficionado entiende. De aquí en más, hasta la final del torneo, deben arbitrar los mejores, aunque se repitan cada fin de semana. De esa forma, estaremos seguros que el campeón, será el campeón, sin ninguna discusión.


Robert Sierra, comparte la conducción del programa "Sólo Fútbol" y en las transmisiones radiales del MetroStars por Radio WADO en Nueva York, es un periodista con años de experiencia en Uruguay y en los Estados Unidos. Si quiere hacerle algún comentario, escríbale a Sierramls@yahoo.com. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.