Cuatro de los nuestros en Alemania

La lista de invitados a la próxima Copa Mundial ha quedado completa y una de las noticias destacadas durante la culminación del larguísimo proceso clasificatorio que tomó más de dos años, fue la colocación de cuatro finalistas en Alemania 2006 por parte de la CONCACAF.


El hecho quedará escrito en los anales de la historia de una confederación que ciertamente en cuanto a membresía se equipara a otras regiones, pero no se puede decir lo mismo del nivel futbolístico.
Sin embargo, nadie le podrá quitar lo bailado a un fútbol que llega como la cenicienta a Alemania con sus cuatro aspirantes, las cuatro selecciones nacionales que aprovecharon todas las opciones que se le abrieron al balompié de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe.
Y en ese sentido, se debe aplaudir a una dirigencia que ha sabido llegar ante la máxima autoridad del balompié en el orbe, la FIFA, para exigir tal cantidad de cupos en la más exclusiva cita del futbol universal, que tiene lugar cada cuatro años.
Para algunos sectores, los más quisquillosos de la sociedad futbolera, cuatro plazas para la zona concacafera pueden resultar demasiados, pero en ese sentido, la cúpula mayor de FIFA ha sabido corresponder y premiar a los miembros de una confederación que en medio de los vendavales politicos ha mantenido su lealtad.
Lo demás, ha corrido por cuenta del futbol mismo, porque Trinidad y Tobago aprovechó a la perfección el recurso de la repesca para meterse en la historia de las copas mundiales con su primera clasificación a la magna justa.
Y el pase del seleccionado caribeño tiene un responsable directo: Leo Beenhakker, quien tomó las riendas del equipo trinitario cuando sus pretensiones parecían canceladas. Sin embargo, el veterano estratega holandés sacó lápiz y papel, hizo algunos trazos, apeló a las matemáticas, le dió un órden que no se le conocía a Trinidad y Tobago, para sacar resultados de aquí y de allá hasta asegurar el cuarto lugar que les significaba el medio pasaje a Alemania.
Lo demás ya es historia, una serie a visitas recíprocas frente a la representación asiática, Bahrein, haciendo una interesante faena que produjo el boleto completo al Mundial 2006, para terminar por darle forma a la delegación concacafera junto a Estados Unidos, México y Costa Rica.
Mención aparte merece el presidente de la Concacaf, el trinitario Jack Warner, quien ha luchado y se ha esforzado hasta donde le da su capacidad y la influencia de su importante puesto, para lograr colocar al fútbol de su país en el firmamento balompédico, junto a los grandes.
Luego vendrá el tema del sorteo, el mes próximo, lo que en gran parte define lo que puede ser el destino de cada selección participante en la máxima competencia del deporte. A los trinitarios les tocará ser el cuarto equipo de una siembra tradicional en los estilos operativos de la FIFA en materia de acomodo de grupos, donde habrá una potencia del primer órden tipo Alemania, Brasil o Argentina, junto a otros dos gallos con grandes espolones.
Pero el Campeonato Mundial se juega desde su etapa clasificatoria, en la que intervienen casi 200 países y el premio del desgastante proceso eliminatorio es jústamente atender a esa exclusiva invitación de la FIFA y el comité organizador de cada mundial, a 32 finalistas, con todos los gastos pagados.
Por ello, lo primero es clasificarse entre la élite del futbol universal y después, ya con la invitación a la magna fiesta, intentar realizar una actuación digna.
Y para el futbol de la CONCACAF y su representación en canchas alemanas, la meta debe ser el justificar ese cupo de tres boletos y medio, que sus agremiados han convertido en cuatro, mediante actuaciones convincentes de los finalistas.
México, Estados Unidos y Costa Rica ya saben lo que es avanzar más allá de la primera ronda de una Copa Mundial y meterse entre los pesos pesados. Toca a Trinidad y Tobago pagar el noviciado, mojarse los pies en las aguas mundialistas y que con su actuación dé legitimidad a la buena labor proselistista de su presidente.
Rigo Cervántez es un conocido periodista con más de 20 años de experiencia, trabajando con medios de renombre como Televisa y La Opinión. Este artículo no fue sujeto a la aprobación de la Major League Soccer o sus clubes.